Este artículo considera que existe una estrecha relación entre las cualidades físicas de la vivienda y su vulnerabilidad ante la propagación del SARS-CoV-2. Se identificó cierta precariedad de materiales y de servicios que, frente a la pandemia, han hecho que las normas preventivas dictadas por la Organización Mundial de la Salud (OMS) sean difíciles de atender. En este sentido, se creó un índice multidimensional en el que se localizan los municipios donde las viviendas representan un riesgo para las personas. La construcción de una imagen certera de la situación particularizada en distintas zonas del país permite realizar correlaciones simples con contagios, y conocer en qué medida las precariedades influyen en el contagio comunitario.
Ante la emergencia sanitaria por la COVID-19, las áreas de Vivienda, Economía y Urbanismo del Nodo de Investigación del Centro Cemex-Tec desarrollaron el Índice de Vulnerabilidad en Infraestructura de la Vivienda ante la COVID-19 (IVIV-COVID). Se trata de un índice cuyo objetivo es presentar información relevante sobre la relación entre la vulnerabilidad de la vivienda y la propensión a la propagación de la COVID-19, lo que permitirá localizar geográficamente aquellos sectores con más riesgo de contagio.
La relación entre el entorno construido y la salud pública no es nueva. Se estima que más de 2.4 miles de millones de personas en el mundo viven en alguna condición que las teorías higienistas surgidas hace casi dos siglos proclamaron como factores importantes para la propagación de enfermedades contagiosas (ONU Hábitat, 2020), mismas que rápidamente pueden adquirir notas pandémicas, como es el caso de la COVID-19. A esta añeja y reconocida discusión de la relación entre la arquitectura, el urbanismo y la salud, el índice IVIV-COVID incluye el espacio más íntimo y cotidiano, la vivienda, como objeto del estudio epidemiológico en la transmisión del SARS-CoV-2.
La aportación de este índice es su aproximación multidimensional. Fue construido con base en la metodología de indicadores multidimensionales (Alkire y Foster, 2011), usando datos de la Encuesta Intercensal de 2015. Dicho instrumento contiene los datos más recientes a nivel municipal y localiza los municipios en donde las viviendas representan un riesgo para las personas, debido a ciertas precariedades que, al combinarse, debilitan la capacidad de los hogares para ser espacios seguros en el contexto de esta pandemia.
Para este propósito se consideran como factores de vulnerabilidad de la vivienda todos aquellos que se relacionan con la precariedad o carencia de servicios básicos, tales como agua potable y drenaje; materiales con los que la vivienda está construida; hacinamiento en el hogar; carencia de acceso a la salud y localización de la vivienda en zonas de alta densidad habitacional.
El análisis de correlaciones entre estas carencias y el número de contagios permite ubicar las zonas de mayor vulnerabilidad, y la forma en que estas características facilitan la transmisión comunitaria del virus.
La salud pública y el entorno construido
Quizá la referencia más próxima de la relación entre el entorno construido y la salud pública la represente la ciudad moderna, racional e higiénica del siglo XX, expresada en nuevos planteamientos urbanos y de vivienda. En un breve ejercicio histórico es posible identificar cómo las pandemias han cambiado los territorios que las han padecido.
Barcelona, por ejemplo, antes de la intervención de Ildefons Cerdà en 1856, desde una perspectiva higienista y científica (Navascués, 2000) era una ciudad próspera pero hacinada, insalubre y constantemente arrasada por brotes epidémicos. Cerdà realizó diversos estudios y análisis estadísticos (Cerdà, 1867) en los que logró establecer un vínculo entre calles estrechas y el escaso flujo de aire con el número de muertes en un área.
Por su parte, el brote de cólera de 1866 en Europa heredó a la humanidad dos cosas: la teoría miasmática (Hempel, 2007), probada errónea, pero que abrigó el rediseño entero de ciudades, el adoquinado en calles y el uso común de recubrimientos en pisos y muros como medios de prevención epidémicos; así como el mapa del cólera de John Snow (Snow, 1854), quien en 1854 inauguró una nueva era de análisis epidemiológicos espaciales (Newsom, 2006).
Por desgracia, después de poco más de 3,200 años de registros pandémicos, la historia no termina de aleccionarnos.
Un índice de vivienda como respuesta a la emergencia sanitaria
Como cita la arquitecta Beatriz Colomina en una entrevista: “Cada enfermedad cambia el paisaje de la arquitectura” (López, 2019).
Los primeros indicios del surgimiento del nuevo virus, nombrado SARS-CoV-2, y su —en ese entonces— potencial riesgo sanitario para el mundo, alertó a gobiernos, científicos y ciudadanos. Desde todas las disciplinas se trataba de abonar información para su contención.
Ante la inevitable declaratoria de pandemia el 11 de marzo del 2020 por parte de la OMS, antecedió la declaratoria de las principales recomendaciones de protección frente al contagio: distanciamiento y aislamiento social; aislamiento familiar (en caso de tener un enfermo en casa); medidas básicas de higiene, como el lavado de manos frecuente y la constante desinfección de las superficies de la vivienda (OMS, 2020). Sin embargo, como principal medida de prevención, se pidió a la población: “¡Quédate en casa!”.
Aquellas personas que podían hacerlo, lo hicieron. La vivienda es, por definición, un refugio para el ser humano (Adler et al., 2018). Desde una lógica simplista, la sociedad asumió esta inferencia con la mayor naturalidad, a pesar de lo innatural que es el aislamiento social. Así, en marzo de 2020 la vivienda significó, más que nunca, la certeza de fortaleza, resguardo y protección frente a la incertidumbre que provocó la pandemia.
Sin embargo, es de cuestionarse el grado de certeza y representatividad de dicha premisa. ¿A cuántas viviendas se les puede atribuir la condición de refugio ante la pandemia? y ¿qué significa una vivienda segura ante la COVID-19?
Organizaciones internacionales como ONU Hábitat instaban al estudio de los asentamientos informales, pues “representarían un riesgo para sus habitantes” (ONU Hábitat, 2020); sin embargo, estos argumentos eran, hasta el 11 de junio de 2020, sólo suposiciones, pues ningún instrumento internacional (como el Índice de Desarrollo Humano del PNUD) o nacional (como el Índice de Rezago Social del Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social o el Índice de Marginación del Consejo Nacional de Población) habían sido elaborados con los componentes específicos para medir la vulnerabilidad de las viviendas ante el contagio por la COVID-19.
Bajo esta premisa y, desde una perspectiva multidisciplinaria, a principios de marzo investigadoras e investigadores de las áreas de vivienda, economía y urbanismo del Centro Cemex-Tec comenzaron la construcción de un índice con componentes específicos para la medición de la vulnerabilidad de las viviendas mexicanas ante la dispersión de la pandemia por la COVID-19. El 11 de junio de 2020 se publicó el Índice de Vulnerabilidad en Infraestructura de la Vivienda ante la COVID-19 (IVIV-COVID), cuyo objetivo es la localización de los municipios en los que las viviendas puedan representar un riesgo para sus habitantes en la fase de transmisión comunitaria por la COVID-19, agregando componentes territoriales, contextuales y sociales a los estudios convencionales de vivienda.
Determinación de componentes de relevancia
El proceso de selección de componentes se realizó tomando como referencia las principales recomendaciones de protección ante el contagio comunitario y familiar por la COVID-19. Se seleccionaron diferentes componentes de la vivienda para determinar su grado de influencia en la propagación de este virus en específico, cuando se clasifican como carentes. Además, debía existir información sobre ellos en indicadores nacionales oficiales, respaldados por censos poblacionales (Instituto Nacional de Estadística y Geografía–Inegi, 2015), con un nivel alto de representatividad. Después de un juego de iteraciones se llegó a una selección de carencias en las viviendas, que presentan inhabilidad para cumplir con al menos tres de las principales recomendaciones de la OMS, y algunas otras, resultado de las primeras investigaciones médicas publicadas respecto al tema (Wadman et al., 2020).
Subdimensiones
El análisis anterior dio como resultado las siguientes ocho subdimensiones, las cuales son relevantes frente a la propagación de la pandemia. Esto según las principales recomendaciones de protección ante el contagio comunitario y familiar por la COVID-19, estipuladas por la OMS (2020).
Carencia en servicios por falta de agua entubada dentro de la vivienda
En el caso de los hogares sin tubería de agua dentro de la vivienda, múltiples estudios apuntan a una disminución de 50 % en el uso del líquido en actividades de higiene, comparado con hogares con tubería (Kumpel y Nelson, 2013; Ray, 2020). Además, la carencia del servicio de agua dentro de la vivienda obliga a los habitantes de una comunidad, en el mejor de los casos, a compartir los puntos de acceso e invertir horas en su obtención, incentivando las aglomeraciones y generando un impacto adverso en la salud (Corburn et al., 2020). Ante la carencia del servicio, se ve comprometida la posibilidad de que los usuarios puedan lavarse las manos antes o después de realizar cualquier actividad dentro del hogar.
Carencia por falta de servicio de drenaje
De acuerdo con la OMS, el saneamiento inadecuado es una de las principales causas de enfermedades contagiosas (OMS, 2019). Esto, aunado a los resultados de diversos estudios (Heller et al., 2020; Wadman et al., 2020) que desde mayo de 2020 plantearon la permanencia del virus SARS-CoV-2 en superficies o líquidos por varios días.
Lo anterior —además de la posibilidad de permanencia del virus en heces de pacientes por períodos de hasta cinco semanas posteriores al cese de los síntomas de enfermedad (Heller et al., 2020; Wu et al., 2020)— nos habla de la enorme posibilidad de un contagio vía fecal-oral, como consecuencia de la ausencia de medios adecuados para la deposición, es decir, viviendas en comunidades sin acceso al servicio de drenaje entubado dentro del hogar. Sin duda, cualquiera de los muchos escenarios de las afectaciones a los habitantes derivadas de la ausencia de dicho servicio en su vivienda es determinante.
Carencia por hacinamiento en la vivienda
La OMS (2020) ha precisado acciones en torno del aislamiento y distanciamiento social, así como medidas básicas de higiene respiratorias para evitar la propagación del virus; además, múltiples investigaciones han señalado a la transmisión por vía aérea como una de las formas con más potencial de infección ante la COVID-19 (Wathore et al., 2020).
Este tipo de transmisión prolifera en lugares cerrados, pequeños y mal ventilados, pues las gotículas que portan el virus pueden acumularse en el aire, lo cual facilita su inhalación e incentiva el contagio (Hábitat para la Humanidad México, 2018). Investigaciones científicas de reciente publicación (Morawska y Cao, 2020) exhortan a la implementación de medidas de control adecuadas respecto de la población cuyas viviendas carecen de dichos elementos de habitabilidad, por ejemplo, cuando presentan condiciones de hacinamiento.
Carencia en infraestructura por muros en condiciones precarias
El diseño, las características estructurales, la materialidad, así como el mantenimiento y el tamaño de una vivienda influyen en el grado en que sus habitantes son protegidos contra enfermedades de transmisión (OMS, 2019). En el caso de los elementos estructurales, se ha evidenciado cómo los muros mal construidos y con espacios muertos pueden albergar plagas, y que, en conjunto con deficiencias sanitarias, permiten la circulación de enfermedades entre viviendas de unidades múltiples (Krieger y Higgins, 2002; Queiros y Mkombe, 2009).
Según las directrices de la OMS sobre vivienda y salud (OMS, 2018), las malas condiciones habitacionales se traducen en inequidades sanitarias que afectan aún más a la calidad de vida y el bienestar de las personas.
Carencia en infraestructura por techos en condiciones precarias
De acuerdo con un artículo publicado por Hábitat para la Humanidad (Queiros y Mkombe, 2009), los techos desgastados y con goteras facilitan la invasión de alimañas. Asimismo, exponen a los ocupantes al frío y a la lluvia. Estas filtraciones de agua, en conjunto con el hacinamiento y una ventilación inadecuada, se convierten en un factor que contribuye a problemas de humedad en la vivienda, la cual, como estipulan múltiples estudios, desempeña un papel en la patogenia de las enfermedades respiratorias (Platt, Martin, Hunt y Lewis, 1989; Verhoeff, van Strien, van Wijnen y Brunekreef, 1995; Øie, Nafstad, Botten, Magnus y Jouni, 1999).
El estudio de la pandemia desde una perspectiva geográfica, abona a la comprensión de su propagación comunitaria, como consecuencia de las carencias o deficiencias del medio construido
Carencia en infraestructura por pisos de tierra
La Organización Panamericana de la Salud (OPS), en colaboración con la OMS, recomienda que todas las superficies de la vivienda deben desinfectarse regularmente (OPS, 2020). Sin embargo, en el caso de los pisos, la salubridad está en riesgo si éstos no son adecuados para su higienización.
Múltiples estudios han indicado una relación entre el aumento del riesgo de enfermedades infecciosas en casas con piso de tierra, en comparación con las casas con otro tipo de piso (Starr et al., 1991). De igual manera, se ha señalado que la presencia de pisos de tierra, aunada a la carencia del acceso a una instalación de saneamiento mejorada que retiene o trata las heces de manera adecuada, resulta en la posibilidad de que materia fecal contamine el interior de la vivienda y, por ende, sus pisos (Exum et al., 2016).
Carencia por derechohabiencia a servicios de salud
Según estudios realizados al inicio de la pandemia, se determinó que las disparidades regionales sustanciales en la disponibilidad y accesibilidad a los recursos de atención médica podrían explicar las disparidades entre tasas de mortalidad y de infección entre múltiples regiones de China (Ji et al., 2020).
Por lo anterior, la posible asociación entre la mortalidad y el acceso a servicios sanitarios suficientes podría ayudar a informar a otras regiones con limitaciones en este tipo de servicios, sobre cómo prepararse ante brotes locales por la COVID-19.
Densidad poblacional
En consonancia con estudios recientes que se centran en cómo el tamaño de la población y su densidad afectan la propagación actual y futura de la COVID-19 (Jahangiri et al., 2020; Rocklöv y Sjödin, 2020; Zhu et al., 2020), se podría explicar por qué la epidemia ha afectado con tanta fuerza a varias áreas densamente pobladas en todo el mundo (Copiello y Grillenzoni, 2020). En dado caso, la densidad es considerada como uno de los factores importantes para su propagación (Florida, 2020).
Estudios remarcan que la densidad es un factor determinante en el número de casos por cada 100,000 habitantes (Jahangiri et al., 2020; Rocklöv y Sjödin, 2020; Zhu et al., 2020).
Metodología
La metodología multidimensional para la construcción de índices toma en cuenta una cota nacional θ que describe qué unidad de análisis —en este caso las municipalidades— tiene o no el logro de mantener determinada dimensión por debajo de la cota nacional θ. Se le otorgó un valor de 1 (uno) si contaba con la carencia y 0 (cero) si no la presentaba. Una vez definidas las vulnerabilidades de las municipalidades, las dimensiones se agregaron de acuerdo con pesos documentados. En el caso de México, por derechos y de acuerdo con la Ley General de Desarrollo Social, las dimensiones del presente índice IVIV-COVID tienen pesos igualitarios.
Al tomar en cuenta índices multidimensionales de México, la dimensión de servicios de la vivienda se agrega como una sola, la dimensión de características de la vivienda también se agrega como otra sola y la de salud en otra (Coneval, 2018). Adicionalmente, se incluye la dimensión de densidad poblacional, lo que resulta en cuatro dimensiones. Las dimensiones con más de un componente o subdimensión, como es el caso de las de Servicios básicos en la vivienda y Calidad y espacios en la vivienda, toman el valor de 1 (uno) si alguna de sus subdimensiones fue catalogada como carente.
Así, una vez clasificadas las cuatro dimensiones, donde 1 es carente y 0 no carente, se agregan en un solo índice:
IVIV-COVID = servbásicos + calidadyespacios + densidadpob + sinsalud
Resultados municipales y estatales del índice IVIV-COVID
De acuerdo con esta información, 16 % de los municipios está catalogado como de alta y muy alta vulnerabilidad. Casi la mitad del total, 1,089, entran en la clasificación de vulnerabilidad media. Por último, 40 municipios están catalogados con vulnerabilidad muy alta, siendo esta última la clasificación más extrema del presente índice.
Las malas y ausentes condiciones de habitabilidad de una vivienda y colonias enteras deterioran la salud de todas las personas
Las entidades de Oaxaca, Puebla y Veracruz encabezan los estados con más municipios con vulnerabilidad muy alta; seguidas por las entidades de Guerrero, Chiapas, Estado de México y Ciudad de México (Tabla 2).
Fuente: Elaboración de los autores con datos de la Encuesta Intercensal (Inegi, 2015).
Figura 3. Mapa del índice de vulnerabilidad e infraestructura de la vivienda ante la COVID-19 (IVIV-COVID)
Fuente: Elaboración de los autores con base en la Encuesta Intercensal (Inegi, 2015).
A continuación se muestra el mapeo nacional realizado para el índice IVIV-COVID, donde la intensidad de color distingue las vulnerabilidades de mayor a menor. Esta escala de color ayuda, además, a visualizar posibles relaciones geográficas simples entre municipios y sus niveles de vulnerabilidad ante el contagio comunitario por la COVID-19, como consecuencia de las carencias en la infraestructura de vivienda.
Aproximación al análisis de la vulnerabilidad al contagio desde los subcomponentes de vivienda
El análisis geográfico nos brinda otra perspectiva de análisis, agregando valor a meras cifras estadísticas. Éste nos permite visualizar y contextualizar a un grupo poblacional dentro un territorio específico; cuyas características, además de las relaciones físicas que mantiene con otros territorios, pueden incidir en el grado de exposición que una población tiene respecto de otra.
A continuación se muestra el mapeo realizado por subdimensión. Cada uno de los mapas fue realizado por los autores de este artículo con base en la Encuesta Intercensal 2015 (Inegi, 2015). Además, se incluye un mapeo del número de casos confirmados por COVID-19 al 11 de septiembre de 2020 (DGE y Salud, 2020), con el fin de presentar las relaciones territoriales encontradas en la siguiente sección.
Aproximación al análisis de la vulnerabilidad al contagio desde los subcomponentes de vivienda
El análisis geográfico nos brinda otra perspectiva de análisis, agregando valor a meras cifras estadísticas. Éste nos permite visualizar y contextualizar a un grupo poblacional dentro un territorio específico; cuyas características, además de las relaciones físicas que mantiene con otros territorios, pueden incidir en el grado de exposición que una población tiene respecto de otra.
A continuación se muestra el mapeo realizado por subdimensión. Cada uno de los mapas fue realizado por los autores de este artículo con base en la Encuesta Intercensal 2015 (Inegi, 2015). Además, se incluye un mapeo del número de casos confirmados por COVID-19 al 11 de septiembre de 2020 (DGE y Salud, 2020), con el fin de presentar las relaciones territoriales encontradas en la siguiente sección.
Figura 4. Mapa de carencia por falta de servicio de drenaje
73.95 % del total de municipios que presentan esta carencia se encuentran en Oaxaca, Veracruz, Yucatán, Puebla y Guerrero. Esta carencia está presente en 32.8 % del total de municipios de la república.
Figura 5. Mapa de carencia de servicios por falta de agua entubada
73.37 % del total de municipios que presentan esta carencia se encuentran en Oaxaca, Veracruz, Puebla, Chiapas y Guerrero. Esta carencia está presente en 32.8 % del total de municipios del país.
Figura 6. Mapa de carencia en infraestructura por pisos de tierra
71.67 % del total de municipios que presentan esta carencia se encuentran en Oaxaca, Puebla, Veracruz, Chiapas y Guerrero. Esta carencia está presente en 61.05 % del total de municipios del país.
Figura 7. Mapa de carencia por derechohabiencia a servicios de salud
66.5 % del total de municipios que presentan esta carencia seencuentran en Oaxaca, Veracruz, Michoacán, Puebla y Estado de México. Esta carencia está presente en 34.14% del total de municipios del país.
Figura 8. Mapa de carencia en infraestructura por muros precarios
73.70 % del total de municipios que presentan esta carencia seencuentran en Oaxaca, Veracruz, Chiapas, Guerrero y Puebla. Esta carencia está presente en 40.70 % del total de municipios del país..
Figura 9. Mapa de carencia en infraestructura por techos precarios
59.1 % del total de municipios que presentan esta carencia se encuentran en Puebla, Oaxaca, Veracruz, Michoacán y Yucatán. Esta carencia está presente en 29.05 % del total de municipios del país.
Resultados del análisis por subdimensiones
El análisis estadístico muestra que las dos principales carencias que se presentan en el país son:
- Carencia por pisos de tierra
- Carencia por hacinamiento
En cuanto al estudio geográfico respecto de estas mismas carencias, podemos darnos cuenta del altísimo grado de relación que existe entre ellas. Al observar las Figuras 6 y 10 destaca la estrecha relación territorial.
Siendo precisos, 1,156 municipios del país presentan carencia por pisos de tierra y hacinamiento. Esto es poco más de 47 % de los municipios del país. Este dato resulta en extremo relevante para el estudio.
Figura 10. Mapa de carencia por hacinamiento en la vivienda
66.5 % del total de municipios que presentan esta carencia se encuentran en Oaxaca, Veracruz, Michoacán, Puebla y Estado de México. Esta carencia está presente en 54.4% del total de municipios del país.
Esta relación geográfica también se presenta, aunque en menor medida, entre ambas carencias y la carencia por servicio de drenaje entubado y la carencia por techos precarios.
Resultados del análisis de la tasa de infección por la COVID-19, desagregando en las subdimensiones del índice IVIV-COVID
Si tomamos en cuenta las entidades que ocupan los primeros cinco lugares por número de carencias (Tabla 4), podemos observar que el grupo conformado por Estado de México, Veracruz, Distrito Federal (ahora Ciudad de México), Tabasco y Puebla, en conjunto, representan entre 30 % y 43 % de las carencias a nivel nacional.
Al analizar el número de casos positivos por la COVID-19, este mismo grupo de cinco estados aloja 41.31 % de los casos confirmados en todo el país (Figuras 12-14).
Estados con mayor nivel de carencias a nivel nacional:
Estado de México, Veracruz, Distrito Federal (ahora Ciudad de México), Tabasco y Puebla, en conjunto, representan entre 30 % y 43 %
Figura 11. Mapa de positivos por casos COVID-19 por municipio al 11 de septiembre de 2020
Fuente: Elaboración propia con datos abiertos del Departamento de Epidemiología de la Nación (Secretaría de Salud, 2020).
Fuente: Elaboración de los autores con base en la Encuesta Intercensal (Inegi, 2015).
Figura 13. Contagios por la COVID-19 y principales estados con carencias
Fuente: Elaboración de los autores con base en la Encuesta Intercensal (Inegi, 2015).
Al hacer el análisis por nivel de vulnerabilidad, encontramos que tres de cada cuatro casos confirmados en México se localizan en entidades que presentan al menos una carencia en el índice IVIV-COVID. Los estados que según dicho índice tienen un nivel de vulnerabilidad alta y media reportan dos de cada cuatro casos confirmados.
Entre los cinco estados con mayor número de contagios encontramos que las tres principales carencias son techos precarios, población sin derechohabiencia a la salud y la falta de servicio de agua entubada dentro de la vivienda. Esto representa un porcentaje de carencia, a nivel nacional, de 43 %, 41 % y 39 %, respectivamente.
Al analizar la distribución del número de infecciones por la COVID-19 se identificaron las zonas centro, sur, oriente y suroeste del país entre las de mayor afectación, siendo, además, zonas con niveles de vulnerabilidad media y alta.
Se identificó que municipios con una tasa de infección de 1.00 presentan:
- El mayor promedio de hacinamiento es de 15.26 %, en comparación con aquellos con tasas de infección de entre 0.30 y 0.9.
- Un promedio de 33.31 % de carencia por servicio de drenaje, siendo casi tres veces mayor que aquellos municipios con una tasa de infección inferior, entre 0.30 y 0.60 (13.53 %) y aquellos entre 0.60 y 0.99 (14.09 %)
La vivienda es un refugio para el ser humano. Desde una lógica simplista, la sociedad asumió esta inferencia con la mayor naturalidad, a pesar de lo innatural que es el aislamiento social. Así, en marzo de 2020 la vivienda significó la certeza de fortaleza, resguardo y protección frente a la pandemia
- Una tendencia a presentar dos veces más hacinamiento.
- Tienen más probabilidad de mostrar carencia por pisos de tierra y muros precarios, a diferencia de municipalidades con tasas inferiores.
Conclusiones
La dispersión de una pandemia es multifactorial, característica que la dota de un nivel de complejidad importante. Aunado a ello, una vez que alcanza un nuevo territorio, cambia; es decir, se contextualiza con el nuevo sitio, permeando las estructuras más vulnerables y sirviéndose tanto de características como de dinámicas sociales, culturales, económicas y geográficas como medios de dispersión.
Desde una perspectiva física, y en orden por su escala, encontramos a la vivienda, la calle, el barrio, el municipio, el estado, la región, el país o el mismo continente, como elementos determinantes para el proceso de desarrollo de una pandemia. Es aquí donde adquiere dichas notas distintivas que agregan niveles de complejidad a lo ya intrincado.
El estudio de la pandemia desde el territorio, es decir, desde una perspectiva geográfica, abona a la comprensión de su propagación comunitaria, como consecuencia de las carencias o deficiencias del medio construido. Esto con el fin de identificar, monitorear y atender áreas reconocidas como posibles riesgos, aportando considerables beneficios sobre todo a países que, como México, se encuentran en vías de desarrollo.
Esto es poco más de 47 % de los municipios del país
Este índice prueba lo que de manera empírica instituciones, organizaciones internacionales y muchos especialistas en el área intuían: la vivienda precaria es un factor de riesgo para sus habitantes y el resto de la población.
Sin lugar a dudas, esta pandemia ha evidenciado que la precariedad y la consecuente vulnerabilidad que las viviendas presentan en muchas comunidades del país son hoy, más que nunca, la vulnerabilidad de todos.
La relevancia en la identificación de las carencias específicas que, en la vivienda, influyen para la dispersión o contención de la COVID-19, así como el hallazgo de carencias interdependientes como la carencia por pisos de tierra y hacinamiento, compartiendo territorios casi idénticos, ofrecen la oportunidad de profundizar en el estudio del índice IVIV-COVID. La finalidad de ello es obtener información suficiente que permita el desarrollo de propuestas, metodologías y programas que, con un alto grado de precisión, dirijan los recursos a proyectos puntuales pero de gran impacto, con resultados medibles.
Ahora nos toca plantear nuevas discusiones sobre la escala doméstica que, por primera vez en este siglo, se convirtió en oficina, escuela, lugar de juegos, etcétera. Sin embargo, es una discusión imposible de entablar si aún contamos con presencia de algún tipo de vulnerabilidad en 86 % de los municipios del país.
Las malas y, muchas veces ausentes, condiciones de habitabilidad de una vivienda y colonias enteras deterioran la salud de todas las personas, afectan a la productividad de los trabajadores, a la economía y a la sociedad.
La pertinencia del índice IVIV-COVID para el resto de América Latina, el Caribe, África y algunos países de Asia puede fomentar un cambio de paradigma en torno de la vivienda precaria como base para la construcción de vivienda social y el fortalecimiento del tejido social existente.
Si la vivienda falla, la ciudad falla.
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Notas
- Este proyecto puede ser consultado en el sitio web: https://decideyconstruye.gob.mx