El suelo no es un conjunto desorganizado de partículas orgánicas e inorgánicas. Al contrario, tiene una organización definida y propiedades que varían vectorialmente, por lo general con mayor rapidez en la dirección vertical que en la horizontal. Dichos cambios son los responsables de sus distintos perfiles, los cuales juegan un papel importantísimo al momento de edificar una vivienda.
* Esta infografía se elaboró a partir de la información proporcionada por Miguel Castillo Cruz, como parte de su artículo “Construcción de vivienda en un suelo estable y seguro”.
Figura 1. Clasificación de los suelos
Glosario de términos y conceptos
Depositación
El ambiente natural en el que se depositan los suelos transportados tiene gran influencia en la textura, la estructura y la compacidad naturales del depósito.
Suelos residuales (in situ): los productos permanecen en el sitio de origen, siendo transformados física y químicamente. La intensidad de dicha transformación varía con la profundidad, siendo más intensa cerca de la superficie y disminuyendo gradualmente hasta encontrar, intacta, la roca original o roca madre. La textura suele variar desde coloidal en la superficie, hasta granular a cierta profundidad.
Suelos coluviales: los fragmentos desintegrados que se encuentran en lo alto de las montañas caen por gravedad, depositándose al pie, donde adoptan un talud de equilibrio (de ahí el nombre de talus o piemont). Son de tamaño predominantemente grueso y de formas angulosas. Su estructura es heterogénea y el acomodo de los fragmentos deja abundantes huecos (baja compacidad o de estructura suelta).
Suelos aluviales: los fragmentos son arrastrados por los arroyos que bajan de las montañas, depositándose a lo largo de los cauces a medida que disminuye la velocidad de la corriente. Pueden ser:
- Abanicos aluviales: al pie de las laderas, donde la pendiente cambia bruscamente, se forman depósitos de fragmentos subangulosos de textura gruesa a media. Son de estructura heterogénea, cuya granulometría y compacidad varían mucho de un lugar a otro. La irregularidad de sus propiedades geotécnicas es su característica distintiva.
- Depósitos de llanura aluvial: se forman generalmente en la parte baja de los cauces, donde los ríos se desbordan. Debido a que la velocidad de la corriente en zonas inundadas es muy baja, permite la sedimentación de las partículas más pequeñas, arcillas y limos.
- Terrazas: depósitos que se forman a los lados del cauce, donde las velocidades son menores que al centro, pero mayores que en las zonas de inundación, por lo que la textura de estos depósitos varía de fina a media.
- Deltas: depósitos muy heterogéneos, formados en la desembocadura de los ríos, donde el cauce se subdivide en ramas. Su textura varía desde gruesa, en el centro del área, hasta fina y coloidal en las orillas del depósito, donde las velocidades de la corriente son pequeñas.
- Depósitos marinos: las partículas en suspensión que no son depositadas en los deltas entran en contacto con el mar, siendo arrastradas por las corrientes marinas y depositándose a lo largo de la costa, ya sea en las playas o en el fondo marino. Están formados predominantemente por partículas finas de limo o arcilla, sedimentados en aguas tranquilas o de baja velocidad. Debido a su muy baja compacidad, presentan baja resistencia y alta compresibilidad como materiales de cimentación.
- Depósitos lacustres:la depositación de sedimentos finos en los lagos es un fenómeno muy semejante al caso anterior. Los suelos lacustres del Valle de México son un ejemplo notable de depósitos de arcillas coloidales, blandas, de alta compresibilidad y de gran profundidad, que son capaces de generar grandes asentamientos de las cimentaciones construidas sobre ellas.
Suelos eólicos: el viento erosiona la superficie desecada de los suelos constituidos por partículas de limo o de arena fina que, al perder su humedad superficial, carecen de cohesión y son fácilmente arrastradas. Los depósitos más conocidos de este tipo son las dunas o médanos. Poseen una estructura razonablemente homogénea, pero de muy baja compacidad.
Suelos glaciales: los glaciares desprenden y arrastran en su marcha grandes volúmenes de fragmentos de roca y suelos. Al fundirse el hielo al final de su recorrido libera na carga de fragmentos, formando los depósitos de suelos glaciales o de morrena. Posteriormente, el agua producida por el deshielo lava los fragmentos de menor tamaño, acarreándolos y depositándolos a lo largo de los cauces fluviales o en los lagos o mares donde los ríos desembocan.
Suelos piroclásticos: son el resultado de la acumulación de fragmentos o partículas no cementadas lanzadas al aire por erupciones volcánicas. Se les considera como suelos cohesivo-friccionantes.os glaciares desprenden y arrastran en su marcha grandes volúmenes de fragmentos de roca y suelos. Al fundirse el hielo al final de su recorrido libera na carga de fragmentos, formando los depósitos de suelos glaciales o de morrena. Posteriormente, el agua producida por el deshielo lava los fragmentos de menor tamaño, acarreándolos y depositándolos a lo largo de los cauces fluviales o en los lagos o mares donde los ríos desembocan.
Suelos orgánicos: la materia orgánica de origen vegetal que se acumula sobre la superficie es descompuesta total o parcialmente por microorganismos que la transforman en gases que escapan a la atmósfera, en compuestos solubles que son disueltos por el agua y en un residuo orgánico sólido denominado humus, de color negro o café oscuro. La acumulación de estos residuos forma depósitos conocidos como turbas. Los suelos orgánicos y las turbas son generalmente de estructura estratificada y de muy baja compacidad, por lo cual poseen baja resistencia y son muy compresibles.
Estructura
Los suelos exhiben una estructura porosa, estratificada o heterogénea. Los suelos granulares, generalmente, carecen de cementación o pueden exhibir una débil cohesión. Por su parte, los suelos coloidales muestran resistencia a la compresión simple, que varía de muy baja a media, dependiendo del tipo y contenido de coloides y del contenido de agua. La permeabilidad de los suelos varía de alta —en los suelos granulares formados predominantemente por partículas gruesas y de estructura con poros grandes—, hasta baja —en los suelos formados principalmente por arcillas coloidales—.
Formación y medios de transporte
Suelos residuales:los fragmentos de roca meteorizada permanecen donde se formaron.
Suelos transportados:los fragmentos son trasladados y depositados en un sitio diferente, y pueden ser coluviales (transportados por la acción de la gravedad), aluviales (por las corrientes de agua superficiales), eólicos (por el viento) o glaciales (por el flujo lento de los glaciares).
Suelos piroclásticos:son fragmentos de rocas ígneas producidos por las erupciones volcánicas, transportados por el viento (eólicos) y depositados sobre la superficie de la tierra. Se les suele llamar suelos duros.
Suelos orgánicos:son los residuos de la descomposición de la materia orgánica acumulados en el fondo de lagos, pantanos o lagunas litorales someras.
Textura
Los suelos naturales (Regolita) suelen ser una mezcla de proporciones muy variables de dos tipos de texturas, dependiendo de su origen geológico:
Textura granular:Están formados por granos de tamaño mayor a 2 micras (0.002 mm) y pueden alcanzar el tamaño de grandes pedruscos (mayor a 150 mm) llamados cantos rodados. Según el tamaño de los granos, se les da la denominación de:
- Textura granular gruesa (gravas y cantos)
- Textura granular media (arenas)
- Textura granular fina (limos)
Los suelos granulares no exhiben plasticidad en presencia de agua.
Textura coloidal: están formados predominantemente por partículas de tamaño menor a 2 micras. En presencia de agua muestran un claro comportamiento plástico. Su cohesión se incrementa considerablemente al secarse y contraerse el suelo, y se disminuye al aumentar su contenido de agua y expandirse.