El programa, liderado por la Unión Europea y ejecutado por el Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados, la Organización Internacional para las Migraciones y el Programa de Naciones Unidas para los Asentamientos Humanos ONU-Hábitat, tiene como objetivo reducir la vulnerabilidad de las personas refugiadas y migrantes venezolanas, así como fortalecer la resiliencia de las comunidades de acogida en 10 ciudades de seis países de América Latina y el Caribe. Para lograrlo se enfoca en la construcción social del hábitat como plataforma de integración, centrándose en la protección y orientación para todos, la integración socioeconómica, y la gobernanza migratoria y desarrollo territorial desde una perspectiva inclusiva y sostenible. A la fecha ha beneficiado a más de 100 000 familias.
El éxodo de nacionales venezolanos hacia países de América Latina y el Caribe se ha convertido, sin duda alguna, en uno de los fenómenos migratorios más relevantes en la actualidad. Estas personas refugiadas y migrantes son parte importante de la situación geopolítica de la región y, como el grupo vulnerable que son, demandan apoyo para lograr integrarse con éxito a las ciudades y a los territorios a los que llegan con vocación de permanencia.
Si bien la movilidad humana es un asunto complejo por todas las aristas que conlleva, lo cierto es que si se gestiona de manera correcta puede transformarse en una oportunidad única para generar desarrollo y crecimiento tanto social como económico, además de convertirse en un vector contra la intolerancia, la desigualdad y la inequidad. Según la Plataforma de Coordinación Interagencial para Personas Refugiadas y Migrantes de Venezuela en Latinoamérica y el Caribe R4V,1 a marzo de 2023 se reportaron 7.24 millones de ciudadanas y ciudadanos venezolanos refugiados y migrantes en el mundo, de los cuales 6.10 millones se encuentran en la región; es decir, más de 80% se ha ubicado en las ciudades latinoamericanas y esto implica el llamado a la acción y a no dar la espalda a este fenómeno.
A raíz de esta coyuntura, en septiembre de 2019 nació Ciudades Incluyentes, Comunidades Solidarias, un programa regional liderado por la Unión Europea que busca reducir las vulnerabilidades de las personas refugiadas y migrantes venezolanas e incrementar la resiliencia de las comunidades de acogida en seis países y 10 ciudades de América Latina y el Caribe.2
Este programa, implementado por el Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR), la Organización Internacional para las Migraciones (OIM) y el Programa de Naciones Unidas para los Asentamientos Humanos ONU-Hábitat, promueve la construcción social del hábitat como plataforma de integración para personas refugiadas, migrantes y comunidades de acogida, trabajando en tres ejes principales: protección y orientación para todos, integración socioeconómica y buena gobernanza migratoria y, finalmente, el desarrollo territorial desde una perspectiva incluyente y sostenible.
Análisis de datos, herramientas adecuadas y soluciones colaborativas
De esta manera, Ciudades Incluyentes ha basado sus acciones en cinco enfoques de gestión principales:
- Generación de análisis y herramientas.
- Cocreación e implementación de estrategias y planes hacia el desarrollo.
- Implementación de acciones de transformación urbana y acciones conjuntas contra la xenofobia.
- Fortalecimiento de capacidades.
- Integración de comunidades de aprendizaje y trabajo en red en torno a la integración incluyente.
Esta lógica de intervención se ha basado, entonces, en la implementación de acciones y la toma de decisiones a partir de dos puntos claves: contar con datos e información del territorio y construir soluciones a distintas escalas (barrial, local y nacional) con las comunidades de acogida, de refugiados y de migrantes.
Respecto del primer eje de trabajo, la generación de análisis y herramientas, Ciudades Incluyentes ha permitido que actualmente los gobiernos locales de las 10 ciudades beneficiarias cuenten con herramientas tales como el Perfil de Movilidad Humana,3 el Marcador de Inclusión Urbana4 y el Índice de Prosperidad Urbana,5 instrumentos de datos y geolocalización que facilitan la toma de decisiones asertivas y la posibilidad de localizar inversiones y acciones en las ciudades. En este proyecto, estas herramientas permitieron definir los barrios o sectores para articular el trabajo de la cooperación internacional, teniendo en cuenta la cantidad de población refugiada y migrante presente en el territorio, la necesidad de fortalecer la capacidad local y la voluntad política para trabajar en la integración.
A partir de la información y de las herramientas, el paso siguiente fue llegar al territorio y gestionar espacios de diálogo con las comunidades, tanto con la población refugiada y migrante como con la de acogida, para así crear, juntos, planes y estrategias hacia la integración barrial, social, cultural y económica. Esta cocreación resultó en el Plan de Acción Económica-Territorial6 y el Plan de Intervención a Escala Territorial (PIET), portafolios de acciones y soluciones barriales y socioeconómicas centradas en promover la inclusión y la solidaridad.
Los PIET son herramientas colaborativas que contienen acciones diseñadas para abordar los retos y necesidades identificadas en las ciudades y en las unidades de intervención territorial. Están encaminados a promover la integración de personas refugiadas y migrantes con comunidades de acogida, superando las distintas vulnerabilidades en términos de vivienda y hábitat, oportunidades económicas, salud y bienestar, educación, cultura y diversidad, espacio público, seguridad y recreación, así como gobernanza inclusiva.
Así, los PIET tienen un componente territorial consolidado que brinda soluciones a escala ciudad-región a partir de los activos locales. Estas soluciones incluyen medidas como la creación de planes parciales para el desarrollo urbano territorial, el fortalecimiento de redes de conexión y movilidad, la promoción de lazos y sinergias urbano-rurales, propuestas de mejoramiento barrial, la implementación de equipamientos de soporte social, entre otras. Además de la integración de comunidades refugiadas y migrantes, el PIET también se propone generar un impacto positivo en el territorio y, por ende, en la comunidad que habita en él, más allá de su origen y condición. Esta herramienta busca, también, que este incremento en la densidad urbana permita la descentralización de servicios y actividades económicas, así como acercar los sitios de vivienda y empleo. El fortalecimiento de la capacidad de carga del territorio permite aprovechar las condiciones de prosperidad y promover la integración de refugiados, migrantes y comunidades de acogida en condición de vulnerabilidad.
El ámbito de la planificación urbana a nivel local y regional se aborda desde una perspectiva inclusiva, y se implementan acciones que fortalecen la integración de grupos vulnerables mediante la optimización de infraestructuras y servicios urbanos existentes, así como el incremento de activos territoriales disponibles. Estas acciones van acompañadas de iniciativas a nivel barrial que buscan consolidar servicios y actividades comunitarias, generando espacios de integración efectiva.
Conscientes de que la xenofobia es un asunto serio que hace mella en la sociedad, hemos llevado a cabo actividades conjuntas con las comunidades de acogida y las personas en situación de movilidad humana para adecuar y activar los espacios públicos y comunitarios a partir tanto de ideas como de soluciones identificadas por los propios vecinos y vecinas (se han realizado maratones deportivos, sesiones lúdicas, brigadas de limpieza y jornadas de siembra, por mencionar algunas). Más de 10 000 personas se han involucrado en estas actividades con las que han experimentado un enfoque real de integración y solidaridad. De esta manera, el programa ha desempeñado un papel relevante en el combate contra la discriminación, ya que estas actividades permiten que el extraño se convierta en conocido, el conocido en amigo e, incluso, el amigo en familia.
Historias de cambio
A continuación mencionamos brevemente algunas de las experiencias comunitarias exitosas del programa.
Cada una de estas acciones fue el resultado de un proceso que tomó alrededor de dos años. Todos los espacios intervenidos contaron con los aportes y validación de vecinos y vecinas, además de su compromiso para llevarlos a cabo. Asimismo, un equipo de expertos lideró la implementación de las intervenciones en cada una de las ciudades parte del proyecto, utilizando mano de obra local y proveedores del territorio. Durante el proceso se priorizó el uso de materiales sostenibles, la colocación de luminarias de energía solar para la seguridad de los espacios y de mobiliario para usos múltiples, muralismo con mensajes de integración, señalética y adecuaciones para las personas en situación de discapacidad, así como la incorporación de vegetación y arborización.
Estas historias de cambio son solo ejemplos de las innovaciones logradas por el programa Ciudades Incluyentes, Comunidades Solidarias, en colaboración con las comunidades y los gobiernos locales de las ciudades participantes. Estas experiencias demuestran que el territorio es solo un medio para integrar a poblaciones diversas que buscan el bienestar de sus barrios, sus hogares y sus entornos.
Fortalecimiento de capacidades y experiencias compartidas
Otro de los objetivos y beneficios del programa tiene que ver con el fortalecimiento de capacidades de los gobiernos y otros actores involucrados en el proceso de integración de la población refugiada y migrante con la comunidad de acogida. En este sentido, cientos de funcionarios gubernamentales, miembros de la comunidad y representantes de diversas organizaciones han recibido capacitación sobre una amplia gama de temas que van desde regulaciones urbanas y derechos humanos hasta emprendimiento y sostenibilidad. Esto les ha permitido enfrentar de manera más efectiva los desafíos que conlleva la movilidad humana en las ciudades y asentamientos urbanos.
Además, Ciudades Incluyentes ha apoyado e incidido en la formulación de 13 políticas públicas,7 planes y estrategias nacionales y locales relacionadas con el desarrollo urbano, el ordenamiento territorial inclusivo y la movilidad humana en las ciudades y regiones participantes.
El equipo del proyecto logró apoyar a los gobiernos locales y nacionales con análisis de los contextos, inclusión de parámetros e información sobre la población en situación de movilidad humana, y otros tipos de adiciones y complementaciones en temas relacionados con el derecho a la ciudad, la inclusión social y económica de comunidades y territorios urbanos signados por distintas formas de exclusión y segregación. Además, se tuvieron en cuenta referencias de las agendas globales, tales como la Nueva Agenda Urbana (NAU) expedida en Quito en 2016 en el marco de la Conferencia Mundial de Hábitat III, y de la Agenda 2030.
En particular, la NAU presta especial atención a la lucha contra la discriminación que enfrentan los grupos vulnerables, incluidos
mujeres y niñas, niños y jóvenes, personas con discapacidad, personas que viven con el VIH/sida, los adultos mayores, pueblos indígenas y comunidades locales, habitantes de barrios marginales y asentamientos informales, las personas sin hogar, trabajadores, pequeños agricultores y pescadores, refugiados, repatriados, desplazados internos y migrantes, independientemente de su situación migratoria (párrafo 20 de la NAU).
Por lo tanto, el apoyo técnico se centró en fortalecer las políticas públicas para planificar en torno a la satisfacción de las necesidades de estos grupos para lograr una gobernanza inclusiva, pues para avanzar hacia la sustentabilidad social y la equidad, los gobiernos nacionales, estatales y municipales deben proporcionar servicios y diseñar programas y políticas sociales alrededor de estas necesidades.
Finalmente, las ciudades integrantes del proyecto están compartiendo las lecciones aprendidas y los casos de éxito, para crear una comunidad de aprendizaje y práctica que fomente la innovación en soluciones territoriales para la integración y el desarrollo. La iniciativa líder de esta red es IntegrHabitat,8 una comunidad conformada por un centenar de entidades que incluye nuevos centros multipropósito, los cuales brindan apoyo y asistencia a la población en situación de vulnerabilidad y exclusión social; fomentan, además, la transformación barrial inclusiva y la cohesión social, basadas en nuevos modelos de cocreación y convivencia.
Ciudades Incluyentes se resume en las voces de sus beneficiarios y las y los protagonistas de la transformación territorial y comunitaria. Gina Caldera, migrante venezolana que hoy reside en República Dominicana, se expresa así del programa:
Doy muchas gracias a Dios por haber puesto a Ciudades Incluyentes en mi camino y en el de muchos compatriotas. De verdad que uno escucha la experiencia de otros amigos y familiares de Venezuela que también han emigrado, pero les ha faltado un apoyo como el de este programa. Si yo no hubiera recibido el apoyo de ellos, me habría tardado mucho más tiempo en asentarme en esta tierra extranjera, pero que amo con el corazón.
Notas
1. R4V está conformada por más de 200 organizaciones (incluyendo agencias de la ONU, sociedad civil, organizaciones religiosas, varias OSC, entre otras), que coordinan esfuerzos bajo el Plan de Respuesta para Refugiados y Migrantes de Venezuela en 17 países de América Latina y el Caribe.
2. A saber, se trata de República Dominicana (Santo Domingo), Trinidad y Tobago (Chaguanas), Panamá (Ciudad de Panamá), Colombia (Barranquilla, Bucaramanga, Cúcuta y Villa del Rosario), Ecuador (Manta y Quito) y Perú (Lima).
3. El Perfil de Movilidad Humana busca proveer al gobierno local de una línea base con las condiciones poblacionales, territoriales y de gobernanza e identificar las vulnerabilidades, los potenciales y las brechas en acceso al derecho a la ciudad.
4. Esta herramienta visibiliza la capacidad actual de integración sin discriminación a los beneficios de vivir en una ciudad. Para mayor información, ingresar a: https://ciudadesincluyentes. org/caja-de-herramientas-integracion/co-creacion-del-habitat-y-derecho-a-la-ciudad/marcador-de-inclusion-urbana/
5 El Índice de Prosperidad Urbana es un barómetro que brinda información sobre el estado en una ciudad de las seis dimensiones que componen la prosperidad urbana.
6. Consiste en la realización de evaluaciones rápidas de mercado que se desarrollan e implementan con los gobiernos locales, permitiendo identificar oportunidades de autoempleo.
7. Por citar algunos: Plan de Desarrollo Económico y Social de Barranquilla 2020-2024; Plan de Desarrollo Económico y Social de Cúcuta 2020-2024; Plan de Desarrollo Económico y Social de Villa del Rosario; Política Pública de Atención a la Población Migrante desde los Planes de Desarrollo Departamental y Municipal (kit territorial para la atención de la población migrante); Proyecto de Ordenanza de Movilidad Humana para el Cantón Montecristi (Ecuador); Política Pública Provincial de Movilidad Humana; Ordenanzas del GAD municipal de Manta; Proyecto de Ordenanza Metropolitana de Vivienda de Interés Social; Programa Mejoramiento Integral de Barrios Mi Cúcuta; Programa Semilleros de Propietarios en Colombia.
8. Para más información, consultar https://onuhabitat.org.mx/index.php/lanzamiento-de-la-nueva-red-global-de-centros-para-la-integracion-y-co-creacion-del-habitat-integrha-bitat