Proyecto de integración del Barrio Padre Carlos Mugica, en Buenos Aires, Argentina

En este artículo se ilustra la historia, motivación y resultados del proyecto de reurbanización más importante de Argentina, el cual marcó un precedente en la ciudad autónoma de Buenos Aires. El Barrio Padre Carlos Mugica, también conocido como Villa 31,1 es un barrio que nació como un asentamiento informal, poblándose espontáneamente hasta alcanzar sus dimensiones actuales: en 72 hectáreas viven más de 45 000 personas. En 2016, desde el gobierno de la ciudad se inició un proyecto de integración social, urbana y económica del barrio en su contexto. En estas páginas se intenta resumir años de transformación: desde el diagnóstico que se encontró a la hora de iniciar el trabajo, los objetivos planteados y los actores involucrados, hasta el infinito aprendizaje del día a día en el barrio. 

El crecimiento de la población urbana es imparable: cada vez más personas eligen vivir en ciudades en lugar de habitar áreas rurales. De la mano de este crecimiento acelerado asoma la informalidad, que se constituye como uno de los grandes desafíos que enfrentan las sociedades actuales y futuras. Ante esta realidad, desde el gobierno de la ciudad de Buenos Aires pusimos en marcha un proyecto para enfrentarla y ser parte de la solución: la integración social, urbana y económica del Barrio Mugica. 

Se trata de uno de los asentamientos informales más emblemáticos de Argentina.2 A pesar de su ubicación estratégica, en pleno centro de la ciudad de Buenos Aires, el Barrio Mugica se encuentra aislado. Las barreras urbanas que lo excluyen son visibles: de un lado, las vías del tren; del otro, el puerto; y por dentro, una autopista. Pero también existen otros obstáculos: barreras sociales, tan invisibles como reales. 

El barrio existe desde la década de 1930, cuando obreros e inmigrantes comenzaron a poblar la zona. Para la década de 1970, la política pública predominante para abordar los barrios informales fue la de erradicación. El Barrio Mugica sufrió varios intentos, pero no solo no se erradicó, sino que continuó poblándose de manera espontánea hasta alcanzar sus dimensiones actuales: en 72 hectáreas viven más de 45 000 personas. 

Al inicio, el diagnóstico era poco alentador: 32% de los habitantes tenía sus necesidades básicas insatisfechas y 22% de los hogares se encontraba en condiciones de hacinamiento; con conexiones informales y peligrosas a servicios públicos, dificultad e inseguridad en los accesos a la vivienda, riesgos estructurales, falta de iluminación natural y ventilación, entre otros. 

De esto se desprende la creación del Proyecto de Integración, para que todos los vecinos del Barrio Mugica tengan la posibilidad de habitar, estudiar, trabajar, descansar y crecer en un hogar con condiciones que les permitan desarrollarse a largo plazo. Vivir mejor para proyectar un futuro mejor. 

Dar respuesta a problemas históricos 

El Proyecto de Integración del Barrio Mugica sigue los lineamientos planteados en la Conferencia Hábitat III de la Organización de las Naciones Unidas (ONU),3 donde se impulsó el compromiso en favor de la urbanización sostenible. Entendemos la informalidad como una problemática multidimensional y, por ello, trabajamos en distintas aristas que componen un abordaje holístico: infraestructura, vivienda, servicios públicos, cuidado del ambiente, educación, atención de salud, acompañamiento, generación y formalización de actividades económicas. 

Este proyecto es, por tanto, mucho más que una obra; busca conseguir la integración social, económica y urbana del barrio en su contexto para que sus habitantes tengan los mismos derechos, condiciones de posibilidad y responsabilidades que cualquier vecino de la ciudad de Buenos Aires.

Junto a las vecinas y vecinos

Desde el gobierno de la ciudad decidimos ser parte de la solución y cambiar esta realidad. Para esto, creemos que la clave es trabajar junto con la comunidad, escuchar y aprender de lo que cada habitante tiene que decir. El proceso participativo más significativo no es ni más ni menos que el que dio lugar a todo el proceso de reurbanización: la redacción y el tratamiento de la Ley N.o 6.129. Esta ley establece los criterios sobre cómo debe ser el proyecto de reurbanización del Barrio Mugica, y contiene las líneas de acción del proyecto y los derechos y las obligaciones de los habitantes del barrio. Fue el resultado de un intenso trabajo comunitario y el proceso inició en el territorio: con asambleas, reuniones y mesas de redacción. Finalmente, se sancionó en 2018. 

Esta ley es complementaria a la Ley N.o 3.343 de 2009 para disponer la integración definitiva del barrio con la ciudad. Establece criterios sobre cómo deben llevarse adelante cuestiones del proyecto como el pago, el uso del suelo, las obras y programas. Además, dispone la creación del Consejo de Gestión Participativa (CGP). 

 El CGP acompaña la gestión del Proyecto de Integración. Sesiona como mínimo una vez por mes en sedes rotativas y realiza seguimientos, evalúa el cumplimiento de leyes, emite recomendaciones, solicita informes y fomenta la participación de vecinos. Está integrado por representantes del sistema político del barrio, del gobierno de la ciudad, del gobierno nacional y organizaciones sociales. De igual manera, las y los vecinos pueden participar como oyentes.

Comenzar por el principio 

Empezamos por lo primero: obras de infraestructura que proveen acceso a los servicios públicos formales. Estas incluyen cloacas, desagües pluviales, red eléctrica y de agua potable, pavimento e iluminación pública. Estas obras son tan solo el puntapié para nivelar la cancha y generar condiciones que permitan el desarrollo humano. 

De la mano de esas grandes intervenciones llegaron otras, que apuntan a la regularización de la propiedad y de los servicios. Uno de los grandes desafíos del proceso de reurbanización pasa por la morfología urbana del Barrio Mugica: históricamente, las calles y direcciones del barrio fueron informales, sin nombre, ni altura, ni estaban contempladas en ningún mapa de la ciudad.

La falta de una dirección formal obstaculizaba cualquier búsqueda laboral, trámites, acceso a servicios y generaba confusiones a la hora de identificar domicilios, ya que los vecinos enumeraban sus viviendas sin un esquema de planificación urbana, con muchos números de casa y manzana repetidos. Por este motivo, cambiar esta realidad era un paso obligatorio para evitar discriminación y muchos inconvenientes cotidianos. 

Junto a la Legislatura porteña, el gobierno de la ciudad de Buenos Aires llevó adelante un proceso participativo con los vecinos y vecinas que, en diciembre de 2020, culminó con la aprobación de la Ley N.o 6.371. Conocida como Ley de Calles del Barrio Mugica, la misma dio nombres formales a todas sus calles y espacios públicos, un gran hito en la formalización del barrio.4 Los nombres fueron elegidos a través de múltiples procesos participativos con la comunidad, en diferentes instancias de propuestas y votación. En total, participaron más de 4 700 vecinos y se recibieron 9 341 votos durante el proceso. Los resultados están a la vista: los nombres finales son representativos de su identidad latinoamericana y de la historia del Barrio Mugica, incluyendo fechas y nombres de personas que fueron significativas en su construcción. 

En paralelo a todo este proceso se trabajó para que las nuevas nomenclaturas tengan su correlato en la planimetría y plataformas digitales. Al día de hoy, ya se pueden observar los nombres y alturas oficiales de manera digital, desde aplicaciones de mapas hasta Google Street View, algo impensable hace algunos años. La actualización de los soportes digitales no solo facilita el ingreso de los servicios de emergencia y mantenimiento, sino que crea nuevas posibilidades para los comerciantes del barrio. 

Disfrute al aire libre

Al mismo tiempo, pusimos en valor 40 plazas y canchas del Barrio Mugica, entendiendo a los espacios públicos como los escenarios indispensables para la convivencia y el disfrute de las familias. 

Debajo de la autopista Illia había un espacio de más de 23 000 m2 que quedó libre por la mudanza a viviendas nuevas de las familias que vivían allí. En el pasado, el bajoautopista representaba una barrera urbana que dividía al barrio en dos, ya que las más de mil casas que estaban allí impedían el paso. Tal era la división que en la nomenclatura popular se referían los términos ‘Villa 31’ y ‘Villa 31 bis’, a un lado y al otro de la autopista. 

Trabajamos junto a la comunidad en un proceso participativo para diseñar y construir un nuevo espacio público que hoy es un punto de encuentro para todo el barrio. Gracias a la construcción del nuevo parque del bajoautopista, los sectores están más conectados, lo cual mejora tanto la circulación de vecinos como de los servicios de emergencia. Además, esta obra permitió la ampliación de un Centro de Salud y Acción Comunitaria (CeSAC), mejorando así la calidad de atención a los vecinos más cerca de sus casas; la creación de un nuevo centro comunitario, y un destacamento policial completamente renovado. 

Mejor en casa

Con respeto a la premisa que nos guía desde el gobierno de la ciudad, de reconocer y mejorar lo existente, trabajamos en soluciones habitacionales con programas gratuitos y voluntarios para que todas las familias tengan la posibilidad de vivir en hogares accesibles, seguros y de calidad. El proyecto no busca construir desde cero, sino que parte de poner en valor todo lo que hicieron los vecinos y vecinas, las generaciones precedentes, la historia y la identidad intrínseca que tiene el Barrio Mugica desde hace décadas. 

Este reconocimiento es fundamental a la hora de trabajar en las viviendas, ya que los retos que se presentan no son solamente técnicos; también hay una cuestión simbólica que debe atenderse: la gran mayoría de las casas fue construida por las mismas familias que las habitan, con sus propias manos. Este arraigo por los materiales utilizados y el esfuerzo invertido en cada ladrillo debe ser tenido en cuenta a la hora de presentar soluciones eficaces.

En 2016 inició el programa Mejo-ramiento de Vivienda, que incluye obras integrales, parciales o de emergencia, dependiendo de las necesidades de cada familia. A través del programa diseñamos y realizamos intervenciones en las viviendas existentes del barrio, buscando alcanzar estándares mínimos de habitabilidad y calidad de las construcciones que den como resultado espacios adecuados para vivir. Además, dichas intervenciones buscan dejar las viviendas con las condiciones necesarias para la regularización de las tierras, la conexión a los servicios públicos, formalización de la tenencia y ordenamiento del tejido urbano, en conjunto con las demás intervenciones llevadas adelante en pos de la integración del barrio. 

A través de su historia, el Programa de Mejoramiento de Vivienda trabajó con diversos abordajes que se adecuaron en un continuo proceso

de aprendizaje a las oportunidades y restricciones que presentaba la realidad. Estos abordajes se definieron con base en las necesidades de cada manzana en particular, posibilidades de avance y, claro está, en las lecciones aprendidas a medida que el programa avanzaba. Para ello se realizaron, previo al inicio, reportes y relevamientos técnicos de las condiciones de habitabilidad de las viviendas del barrio, lo cual permitió tener una línea de base para el planeamiento de las intervenciones. A lo largo de los años y con la experiencia en diferentes sectores del barrio, el abordaje se fue modificando para ajustar tiempos y optimizar recursos en las intervenciones. 

Con respeto a la premisa que nos guía desde el gobierno de la ciudad, de reconocer y mejorar lo existente, trabajamos en soluciones habitacionales con programas gratuitos y voluntarios para que todas las familias tengan la posibilidad de vivir en hogares accesibles, seguros y de calidad. El proyecto no busca construir desde cero, sino que parte de poner en valor todo lo que hicieron los vecinos y vecinas, las generaciones precedentes, la historia y la identidad intrínseca que tiene el Barrio Mugica desde hace décadas. 

Este reconocimiento es fundamental a la hora de trabajar en las viviendas, ya que los retos que se presentan no son solamente técnicos; también hay una cuestión simbólica que debe atenderse: la gran mayoría de las casas fue construida por las mismas familias que las habitan, con sus propias manos. Este arraigo por los materiales utilizados y el esfuerzo invertido en cada ladrillo debe ser tenido en cuenta a la hora de presentar soluciones eficaces.

En 2016 inició el programa Mejo-ramiento de Vivienda, que incluye obras integrales, parciales o de emergencia, dependiendo de las necesidades de cada familia. A través del programa diseñamos y realizamos intervenciones en las viviendas existentes del barrio, buscando alcanzar estándares mínimos de habitabilidad y calidad de las construcciones que den como resultado espacios adecuados para vivir. Además, dichas intervenciones buscan dejar las viviendas con las condiciones necesarias para la regularización de las tierras, la conexión a los servicios públicos, formalización de la tenencia y ordenamiento del tejido urbano, en conjunto con las demás intervenciones llevadas adelante en pos de la integración del barrio. 

A través de su historia, el Programa de Mejoramiento de Vivienda trabajó con diversos abordajes que se adecuaron en un continuo proceso

de aprendizaje a las oportunidades y restricciones que presentaba la realidad. Estos abordajes se definieron con base en las necesidades de cada manzana en particular, posibilidades de avance y, claro está, en las lecciones aprendidas a medida que el programa avanzaba. Para ello se realizaron, previo al inicio, reportes y relevamientos técnicos de las condiciones de habitabilidad de las viviendas del barrio, lo cual permitió tener una línea de base para el planeamiento de las intervenciones. A lo largo de los años y con la experiencia en diferentes sectores del barrio, el abordaje se fue modificando para ajustar tiempos y optimizar recursos en las intervenciones. 

En paralelo, existe Manos a la Obra (MAO), un programa basado en la autogestión que busca abarcar la totalidad del barrio. Con un alcance más accesible en términos de complejidad, MAO se basa en que los vecinos puedan mejorar sus hogares por sí mismos, mientras el gobierno de la ciudad de Buenos Aires provee recursos técnicos, el plan de obra, los materiales y seguimiento de la misma. Así se facilita asesoramiento y se propone un proyecto de obra de mejoramiento para que los mismos vecinos y vecinas puedan llevarla a cabo. Las obras están orientadas a mejoras de cocinas y baños, instalaciones eléctricas, cambio de puertas y ventanas, reparación de aislaciones y cubiertas. 

La propuesta de este programa resulta innovadora por su carácter autogestivo, con la premisa de que las y los habitantes del barrio le dan más valor al esfuerzo y a la inversión propia. De esta forma, los protagonistas son los vecinos y vecinas: tanto de la obra como de sus beneficios, ya que su rol activo es el motor de los avances. 

En 2022 pusimos en marcha el programa +Color, que contempla la puesta en valor de los frentes de las casas para contribuir al mejoramiento del entorno urbano y, a su vez, generar fuentes de trabajo, ya que las obras están a cargo de cooperativas del barrio. 

+Color busca conseguir una transformación que no solo involucre el componente físico y material, sino también los elementos subjetivos, identitarios y de sociabilidad, de manera que se produzca un cambio

significativo en la dinámica relacional del barrio, ayudando a fortalecer los lazos comunitarios. 

Este abordaje apunta a la revitalización del espacio público, ya que plantea una intervención de toda la cuadra más concreta y, en consecuencia, más rápida, además de escalable a todos los sectores del barrio. Gracias al involucramiento de la comunidad, muchos vecinos comenzaron a pintar sus viviendas o poner plantas en sus balcones por motu proprio, respondiendo a un efecto dominó en sectores del barrio donde el programa aún no ha llegado. Así es como, al tiempo que el programa se expande, se fortalecen los lazos comunitarios, el cuidado y mantenimiento de la vía pública. 

Sin embargo, no todas las viviendas del Barrio Mugica pueden ser mejoradas. El motivo más común que lo impide es que muchas de ellas se ubicaban debajo de la autopista Illia, sin luz natural ni ventilación, ni la posibilidad de escriturar por encontrarse debajo de una autopista, por lo que sus habitantes nunca hubiesen podido ser propietarios. 

De toda la población del Barrio Mu-gica, solo una de cada 10 familias se muda a una vivienda nueva. Estas están ubicadas dentro del barrio, a pocas cuadras de la autopista, y fueron edificadas con materiales sustentables, eficaces y de alta tecnología. Se implementó la técnica constructiva del steel frame, que permite aislar los sonidos y las temperaturas, lo que facilita el ahorro energético. Las viviendas también cuentan con paneles y termotanques solares que permiten aprovechar las energías renovables y reducir el consumo. 

La integración es mucho más que obras de infraestructura y soluciones habitacionales. Por eso no esperamos a que la transformación urbana esté terminada para comenzar a trabajar en materia económica y social, sino que todo sucede al mismo tiempo, para generar las condiciones de posibilidad necesarias de forma que todos los habitantes del barrio tengan acceso al mercado laboral, a la salud y a la educación. 

Une economía que se integra

Cuando comenzamos con el proyecto en 2016 entendimos que el desarrollo económico es clave para cualquiera estrategia de política pública que apunte a combatir la pobreza estructural, y en especial de la integración y reurbanización de los barrios informales. En este sentido, la integración económica es una parte fundamental del proyecto, porque es lo que lo hace sostenible en el tiempo. 

La primera política de integración económica fue la creación de un Centro de Desarrollo Emprendedor y Laboral (CeDEL), que centraliza todos los servicios: mentorías, bolsa de trabajo, cursos, capacitaciones, inclusión financiera y más. 

Para esto transformamos lo que antiguamente funcionaba como un “búnker del narcotráfico” en un espacio de oportunidades para todos los vecinos y vecinas del Barrio Mugica. No solo cambió el significado del edificio, sino también todo el entorno: hoy, la cuadra del CeDEL está llena de vida, con comercios que se renovaron y aumentaron sus ventas, y cientos de vecinos que caminan por ella diariamente sin miedo. 

Una de cada dos personas de la Población Econó-micamente Activa (PEA) del barrio se capacitó en el CeDEL. No solo eso, sino que más de 1 600 vecinas y vecinos fueron contratados mediante la bolsa de empleo. 

Además, cerca de 180 empresas colaboran con nosotros de muchas maneras: radicándose en el barrio, contratando personal, trabajando en conjunto con emprendedores o trabajadores para que ganen más experiencia y entrenamiento, entre otras articulaciones. Al día de hoy tenemos más de 30 empresas radicadas, y 60% de sus empleados contratados son vecinos y vecinas del Barrio Mugica. 

Por otro lado, buscamos hacer de este proyecto uno sustentable, que promueva políticas amigables con el ambiente. Una de ellas es el programa A Todo Reciclaje (ATR), que funciona desde hace más de cuatro años en el barrio. En él participan 17 cooperativas, lo que significa más de 380 puestos de trabajo formal. Gracias a ATR, el Barrio Mugica se convirtió en el primero de la ciudad en separar sus residuos en tres corrientes: secos, orgánicos y mixtos. 

 

Por una vida saludable

A la hora de generar condiciones de posibilidad para todos los habitantes del barrio, la salud es un eje fundamental. 

En 2015 solo existía un Centro de Salud y Acción Comunitaria (CeSAC) para los más de 45 000 habitantes. Hoy existen tres, estratégicamente ubicados para que todos los vecinos y vecinas cuenten con atención médica a 360 metros de distancia como máximo (antes, esa distancia era el doble). Además, cuentan con equipos médicos de cabecera y registros de historia clínica digitalizados.

También se instaló la primera base del Sistema de Atención Médica de Emergencias (SAME),5 dando respuesta a un pedido histórico de los vecinos: que las ambulancias entren al barrio. 

Estudiar para elegir un futuro

En el sistema educativo sucedía algo similar: no había ninguna escuela pública dentro del barrio. Frente a esta situación, construimos dos polos educativos. El Polo Educativo Mugica y el Polo E. María Elena Walsh, con más de 2 000 vacantes, divididas en escuela inicial, primaria, secundaria y para adultos, para que todos los vecinos puedan estudiar y elegir un futuro, sin importar la edad.

También construimos un Centro de Formación Profesional con capacidad para 170 alumnos y un jardín de infantes, para que niños y niñas puedan formarse en el barrio y que los padres no tengan una complicación para su traslado. A su vez, el Ministerio de Educación se mudó de la ciudad al barrio, que no solo es importante en términos simbólicos, sino también por todo el movimiento comercial que trae, ya que más de 2 200 personas entran todos los días a trabajar y consumen en los comercios locales.

Conclusión: la integración es una realidad

Con más de siete años de gestión del Proyecto de Integración Social, Urbana y Económica en el Barrio Mugica se cumplieron grandes objetivos. Se construyeron más de 17 kilómetros de nueva infraestructura para asegurar el  acceso a servicios formales, lo que permitió que iniciemos las primeras conexiones domiciliarias con servicios públicos de agua y luz seguros y de calidad. 

Gracias a la apertura y planificación de nuevas calles y ciclovías, se mejoró la movilidad dentro y fuera del barrio. De hecho, ya circulan cuatro líneas de transporte público y existen dos estaciones de Ecobici6 ubicadas en lugares estratégicos del barrio para uso y disfrute de toda la comunidad. 

Por primera vez en la historia, un barrio popular de Buenos Aires formalizó sus calles. Junto con la participación de la comunidad, logramos cambiar 90 años de historia: hoy todas las familias del barrio tienen una dirección formal. 

Por otro lado, tanto los programas de mejoramiento de vivienda como de entorno urbano permitieron aumentar la puesta en valor de más de 12 200 viviendas y 40 espacios públicos. También se construyeron más de 1 200 viviendas nuevas y, al día de hoy, las familias que vivían debajo de la autopista se encuentran en sus nuevos hogares, conformando sus consorcios, pagando por las viviendas y, más importante, con su título de propiedad en mano. Tras el espacio liberado a raíz de esas mudanzas transformamos un espacio inseguro y oscuro en áreas verdes y recreativas que promueven buenos hábitos de convivencia, cultura y deporte. 

Con respecto a la integración social, además de los avances en materia de educación y salud, se le suman la construcción de nuevos espacios como la Casa de la Cultura, el centro comunitario o la comunidad digital, como la renovación de puntos centrales para las familias del Barrio Mugica, como el Galpón. Todos ellos diseñados para impulsar el desarrollo integral de adolescentes y jóvenes mediante estrategias que permitan ampliar las oportunidades en educación, deporte, cultura, empleo y participación social. 

Todo esto sucede de la mano con las políticas de integración económica, para que el proyecto sea sostenible en el tiempo. En este sentido, la articulación con el sector privado es esencial en el desarrollo económico, ya que genera puestos de trabajo formal para los habitantes y aumenta el flujo comercial del barrio. 

Para cambiar esta realidad aprendimos que la clave es trabajar junto con la comunidad, escuchar y aprender de lo que las y los vecinos tienen que decir. Este es nuestro mayor aprendizaje en los seis años que llevamos trabajando en el barrio. Al principio, nuestras reuniones estaban llenas de quejas y demandas, ya que el Estado estuvo ausente. Con el correr de los años y con el avance del proyecto de integración y reurbanización a pasos agigantados, las demandas tendieron a disminuir y, más importante aún, el contenido de esos reclamos cada vez dista más de cuestiones de primera necesidad como acceso al agua, infraestructura o salubridad. 

Con todo el camino recorrido hasta hoy, entendemos la participación ciudadana no solamente como una herramienta que viabiliza las acciones, sino también como una oportunidad para enriquecer cada una de las propuestas a implementar y así lograr su apropiación. Es por ello que, en los procesos de reur-banización, la participación ciudadana se convierte en una condición necesaria que obliga a construir espacios abiertos y así democratizar los instrumentos de gestión pública.

Más allá de estos proyectos a corto y mediano plazo, para nosotros la meta final es la integración real del Barrio Mugica, que derivará de un cambio cultural y social mucho más profundo. Trabajamos hace más de siete años y, si bien los logros son inéditos, sostenemos una apuesta mucho mayor: plantear que es posible pensar en nuevas sociedades donde todos puedan sentirse parte.

 

En este tiempo logramos mejorar la vida diaria de los vecinos y vecinas del Barrio Mugica, conectando el barrio a la matriz urbana, social y económica de la ciudad formal. Con mucho orgullo por el camino recorrido y las metas alcanzadas, reconocemos un nuevo desafío: que estas transformaciones se sostengan en el largo plazo. 

El crecimiento informal de las poblaciones urbanas es un problema mundial y es imposible resolverlo mirando para otro lado. Como gobierno proponemos soluciones innovadoras a problemas históricos, en conjunto con cada sector de la población y con un único fin: que la integración sea una realidad. 

Notas

  1. ‘Villa miseria’, ‘villa de emergencia’ o ‘villa’ es el nombre que se le otorga en Argentina a los asentamientos informales caracterizados por la falta de infraestructura de calidad, viviendas autoconstruidas de manera precaria con falta de servicios básicos, irregularidad en la tenencia de la tierra, entre otras carencias. Iniciado el Proyecto de Reurbanización en el asentamiento, se buscó también formalizarlo desde su denominación.  Tal como norma la Ley de Urbanización N.o 6.129 (2018) de la Legislatura de la ciudad de Buenos Aires, en el capítulo II artículo 3 otorga el nombre formal Barrio Padre Carlos Mugica al polígono delimitado específicamente para definir el territorio que sería atravesado por el Proyecto de Integración Social, Urbana y Económica. Su nombre formal responde a la elección de los vecinos y vecinas del barrio, haciendo alusión al Padre Carlos Francisco Sergio Mugica Echagüe (1930-1974), fundador del movimiento Sacerdotes para el Tercer Mundo y del movimiento Curas Villeros. La mayor parte de su labor comunitaria tuvo lugar en la exVilla 31 y fue asesinado por un grupo paramilitar anticomunista que operó en el país entre 1973 y 1976. 
  2. Según el Observatorio del Registro Nacional de Barrios Populares (Renabap), en Argentina existen más de 5 687 barrios populares en donde viven 1 167 737 familias aproximadamente. Información actualizada a marzo de 2023. 
  3. Específicamente se puso el foco en el Objetivo de Desarrollo Sostenible número 11: “lograr que las ciudades y los asentamientos humanos sean inclusivos, seguros, resilientes y sostenibles”. Este se encuentra promulgado en la Nueva Agenda Urbana adoptada en la Conferencia de las Naciones Unidas sobre Vivienda y Desarrollo Urbano Sostenible, Hábitat III en Quito, Ecuador, el 20 de octubre de 2016. 
  4. El término ‘villa’, en el imaginario argentino, representa una realidad socioeconómica compleja y fundamentalmente desigual que abarca la exclusión social, la lucha por la igualdad y la resiliencia de las comunidades. Comúnmente se lo vincula a problemáticas sensibles como la pobreza, la falta de vivienda asequible y de calidad, la migración y la convivencia entre culturas diversas, entre otras. Es por ello que, a lo largo de la historia, se han desarrollado estereotipos negativos y percepciones estigmatizantes en torno a las villas, lo que ha derivado en la marginalización y discriminación de sus habitantes. Desde el Proyecto de Integración y Reurbanización del Barrio Mugica se busca también desarmar estas barreras sociales y demostrar la cultura del esfuerzo y del trabajo en comunidad que existe realmente en los asentamientos informales. Es por esto que buscamos formalizar al barrio sin dejar de lado su identidad e historia y transformarlo, junto a sus vecinos, de una villa a un barrio. 
  5. El SAME en Argentina es un sistema de atención médica de emergencias prehospitalarias que brinda asistencia médica rápida y eficiente a las personas que sufren una emergencia médica. El SAME depende del Ministerio de Salud de la ciudad autónoma de Buenos Aires y opera en el ámbito de la ciudad de Buenos Aires, brindando servicios de atención médica de emergencia las 24 horas del día, los 365 días del año. Cuenta con equipos de médicos, enfermeros y paramédicos capacitados y equipados para atender situaciones de emergencia y trasladar a los pacientes a los hospitales correspondientes, si es necesario. 
  6. Ecobici se trata de un sistema de transporte público sustentable implementado por el gobierno de la ciudad de Buenos Aires, el cual consiste en estaciones de bicicletas distribuidas estratégicamente por toda la ciudad. Las estaciones de Ecobici permiten a los ciudadanos tomar prestadas bicicletas utilizando una aplicación móvil, fomentando así la movilidad activa y reduciendo el uso de vehículos motorizados. Estas estaciones se ubican en lugares de alto tránsito, como avenidas principales, plazas y estaciones de transporte público, y brindan una opción de transporte saludable, ecológico y accesible para los residentes y visitantes de la ciudad. 

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Tomás Galmarini

El autor es el responsable de la Unidad de Proyectos Especiales del Barrio Padre Carlos Mugica (ex Villa 31). Se le puede contactar en el correo electrónico: tgalmarini@buenosaires.gob.ar

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Gorka Zubicaray Díaz

El autor es arquitecto por la Universidad de Sevilla y maestro en Estudios Urbanos por el Colmex. Actualmente es el coordinador de Desarrollo Urbano para el WRI México. Puede ser contactado en el correo electrónico: gorka.zubicaray@wri.org

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Octavio Heredia Hernández

El autor es matemático por la Universidad Autónoma de Aguascalientes con estudios en maestría en estadística oficial por el Centro de Investigación en Matemáticas A.C.(CIMAT).  Es director general Adjunto de Encuestas Sociodemográficas en INEGI.

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Edgar Vielma Orozco

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ROMÁN MEYER FALCÓN

Arquitecto egresado del ITESM, con estudios de maestría en Gestión Creativa y Transformación de la Ciudad por la Universidad Politécnica de Cataluña, en Barcelona. A lo largo de su trayectoria ha combinado la docencia con la investigación y el servicio público. Actualmente es el titular de la Secretaría de Desarrollo Agrario, Territorial y Urbano y anteriormente fungió como director de Proyectos Estratégicos de la Secretaría de Salud del gobierno de la CDMX, así como asesor técnico para la Secretaría de Finanzas. Cuenta con proyectos de desarrollo urbano y económico con un enfoque de combate a la desigualdad social. Entre dichos proyectos se encuentra el Centro Cultural El Rosario, en la CDMX, el cual busca la integración social a través de actividades culturales y tecnológicas.

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Licenciado en Sociología por la UNAM, maestro y doctor en Sociología por la Université de la Sorbonne Nouvelle-Paris III. Ha impartido cursos de licenciatura, maestría y doctorado. Actualmente es Investigador Titular “B” en el Centro Peninsular en Humanidades y Ciencias Sociales de la UNAM, en Mérida, Yucatán. Sus líneas de investigación son espacio urbano, estructura de clases sociales, cambio sociocultural y etnicidad en la ciudad y su periferia próxima. Cuenta con dos libros de autoría individual y tres como coordinador, además de varios capítulos de libro y artículos en prensa y revistas especializadas.

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Abogado egresado de la UNAM y especialista en el régimen jurídico inmobiliario y en el diseño y operación de instrumentos jurídicos en materia de ordenamiento territorial y derecho de propiedad. Es socio y consultor en el despacho Grupo de Consultoría Corporativa, S.C. desde 1995. Ha sido consultor, investigador y profesor en el Programa de Estudios Metropolitanos de la UAM, el Programa Universitario de Estudios sobre la Ciudad de la UNAM, el Colegio Mexiquense, el Colmex, la Ibero y el Banco Mundial.

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Arquitecto y maestro en Urbanismo por la UNAM con especialización en Estudios Urbanos en Holanda, y en Desarrollo Rural Integral en Egipto. Profesor-investigador titular en la Universidad Autónoma Metropolitana-Xochimilco (UAM), miembro fundador del Programa de Investigación en Estudios Metropolitanos y profesor de la Maestría en Urbanismo en la Facultad de Arquitectura de la UNAM. Ha sido profesor en El Colegio de México (Colmex), en numerosas universidades de varios estados de la república, así como en la Universidad de Buenos Aires y en el Massachussets Institute of Technology. Ha laborado en diversas dependencias del sector público. Coordinó la realización de grandes proyectos como el programa general de Desarrollo Urbano del Distrito Federal y el programa de Ordenación de la Zona Metropolitana del Valle de México, además de ser asesor en la elaboración de la Ley General de Asentamientos Humanos.

Debido a su trayectoria, ha recibido premios como La Gran Orden de Honor Nacional al Mérito Autoral y el Premio Nacional Carlos Lazo. Tiene más de cien publicaciones en medios nacionales e internacionales. Es autor y coautor de varios libros sobre los temas del desarrollo urbano, suelo y vivienda.

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Abogado y doctor en Derecho por la UANL y maestro en Administración Pública por el Instituto Nacional de la Administración Pública en La Sorbonne, París. Ha trabajado como docente en el ITESM, en la Escuela de Gobierno y Transformación Pública y la Facultad Libre de Derecho de Monterrey, en donde es profesor fundador. Recibió el premio Instituto Nacional por un artículo en coautoría con Felipe Solís Acero. Ha sido columnista en Grupo Reforma desde 1996 y servidor público local, federal y abogado miembro del Notariado de Nuevo León.

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ANTONIO AZUELA DE LA CUEVA

Licenciado en Derecho por la Universidad Iberoamericana (Ibero), maestro en Derecho por la Universidad de Warwick, Inglaterra, y doctor en Sociología por la UNAM. Se ha dedicado a la investigación académica de cuestiones urbanas y ambientales desde la perspectiva de la sociología del derecho. Asimismo, fungió como procurador federal de Protección al Ambiente entre 1994 y 2000. En los últimos años ha explorado, entre otros temas, los conflictos socioambientales y la expropiación. En 2012 promovió la formación de una red de investigadores sobre “Jueces y ciudades en América Latina”, en el contexto de la Asociación Internacional de Sociología, con el objeto de examinar el significado y los efectos del activismo judicial en el medio urbano en la región. Actualmente es vicepresidente de la Federación Iberoamericana de Urbanistas.

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Arquitecta y doctora en Urbanismo por la Universidad Federal de Río de Janeiro, Brasil. Es profesora-investigadora de diversas asignaturas en programas de pregrado y posgrado en el Instituto de Arquitectura, Diseño y Arte, de la Universidad Autónoma de Ciudad Juárez, donde además se desempeña como coordinadora del Programa de Diseño Urbano y del Paisaje. Autora del libro Densificación sustentable y habitable: viabilidad urbana, económica y sociocultural; ha publicado diversos artículos en capítulos de libro y revistas científicas.

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Ingeniero civil y doctor en Urbanismo por la UNAM. Actualmente se desempeña como profesor de la Facultad de Ingeniería de la UNAM y consultor independiente en temas de planeación, financiamiento y monitoreo. Ha sido funcionario público en Banobras y en la Conavi. Es miembro del Colegio de Ingenieros Civiles de México.

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JOSÉ RAYMUNDO GALÁN GONZÁLEZ

Licenciado en Economía y maestro en Economía Industrial por la UANL; además de haber cursado un máster y doctorado en Economía Aplicada por la Universidad Autónoma de Barcelona (UAB). Tiene una especialidad en Evaluación Social de Proyectos por parte del ITESM y Banobras, y en Asociaciones Público-Privadas del Banco Interamericano de Desarrollo (BID). Actualmente realiza un doctorado en Sostenibilidad, en la organización Fondo Verde.

Sus líneas de investigación son: economía urbana, economía del transporte, evaluación de proyectos y economía ambiental. Ha colaborado en más de 50 proyectos e investigaciones aplicadas en los tres órdenes de gobierno, así como en consultoría privada en temas relacionados con el desarrollo urbano, movilidad, evaluación de proyectos de infraestructura vial, salud, dotación de agua potable, gasoductos, protección a centros de población, entre otros.

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ALEJANDRO CEPEDA GARCÍA

Licenciado en Economía por la Universidad Autónoma de Nuevo León (UANL). Fue miembro voluntario del Service Civil International realizando actividades en Sipplingen, Alemania. Cuenta con un diploma en Derechos Humanos por la Comisión Estatal de Derechos Humanos de Nuevo León, en su Capítulo con el ITESM. A la fecha ocupa la dirección de Equipos en TECHO Nuevo León.

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EMILIA GARCÍA-ARTEAGA MOLINAR

Es licenciada en Administración y Finanzas por la Universidad Panamericana, donde fue parte del Consejo Estudiantil de la facultad y colideró la adhesión de la institución a la Red Universitaria de Prevención y Atención a Desastres. Cuenta con estudios sobre Negociación por la London School of Economics y Emprendimiento Internacional por Hogeschool Utrecht (Países Bajos). Actualmente es maestrante en Innovación Social por Learning by Helping y profesora de Financial Analytics en Collective Academy. Antes de dirigir el capítulo mexicano de TECHO se desempeñó como su coordinadora de fomento productivo, directora nacional de finanzas y directora comercial. Asimismo, ha desempeñado varios roles de voluntariado desde 2009 y participa en redes nacionales e internacionales dentro de la sociedad civil.

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CAROLINA VILLARREAL LEOS

Arquitecta por la UANL, con estudios en la Universidad de Málaga, en España. Forma parte del colectivo ciudadano La Banqueta Se Respeta y es coordinadora de Diseño y Análisis Urbano de la iniciativa DistritoTec. Se ha desempeñado principalmente en el desarrollo de proyectos de intervención en el espacio público, con un amplio enfoque en paisaje y accesibilidad.

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SHEILA FERNIZA QUIROZ

Arquitecta por el ITESM con estudios en Barcelona. Actualmente cursa la Maestría en Asuntos Urbanos en la UANL, investigando temas de vivienda, planeación urbana, movilidad y género. Desde el 2013 trabaja en proyectos urbanos de movilidad y espacio público dentro de la iniciativa de regeneración urbana DistritoTec.

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IBAN TRAPAGA IGLESIAS

Maestro en Antropología Social por el CIESAS, D.E.A. en Migraciones y Conflictos por la Universidad de Deusto y doctor en Ciencias Antropológicas por la UAM. Actualmente se desempeña como profesor asociado del Departamento de Antropología de la UAM y cursa un doctorado en Historia. Cuenta con varias publicaciones en revistas de prestigio internacional sobre ciudad, migraciones internacionales, fronteras y violencias.

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DIEGO CASTAÑEDA GARZA

Economista por la University of London y maestro en Ciencias en Historia Económica por la Universidad de Lund. Actualmente es el director del clúster de economía, finanzas y desarrollo internacional en Agenda for International Development, así como profesor de Economía y Desarrollo Sustentable en el Instituto Tecnológico y de Estudios Superiores de Monterrey (ITESM). Sus intereses de investigación incluyen el crecimiento económico de largo plazo, la evolución de la desigualdad y la historia de las transiciones energéticas. Es autor del libro de reciente publicación: Pandenomics: una introducción a la historia económica de las grandes pandemias (Malpaís/UNAM).

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JOSÉ ALFONSO IRACHETA CARROLL

Arquitecto egresado del ITESM, con estudios de maestría en Gestión Creativa y Transformación de la Ciudad por la Universidad Politécnica de Cataluña, en Barcelona. A lo largo de su trayectoria ha combinado la docencia con la investigación y el servicio público. Actualmente es el titular de la Secretaría de Desarrollo Agrario, Territorial y Urbano y anteriormente fungió como director de Proyectos Estratégicos de la Secretaría de Salud del gobierno de la CDMX, así como asesor técnico para la Secretaría de Finanzas. Cuenta con proyectos de desarrollo urbano y económico con un enfoque de combate a la desigualdad social. Entre dichos proyectos se encuentra el Centro Cultural El Rosario, en la CDMX, el cual busca la integración social a través de actividades culturales y tecnológicas.

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CARLOS OCHOA FERNÁNDEZ

Arquitecto por la Universidad de Guadalajara, con experiencia profesional de 35 años en áreas de planeación urbana y regional, suelo urbano y vivienda. Ha dirigido, durante 20 años, el proyecto “El Porvenir”, el cual ha permitido el acceso a suelo urbano en condiciones de legalidad a casi 9 000 familias de bajos ingresos y ha recibido diversos reconocimientos, tanto nacionales como internacionales, entre los que se cuenta el Good Practice, Concurso de Buenas Prácticas para la Mejora de las Condiciones de Vida (ONU) 2004.

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ANAVEL MONTERRUBIO REDONDA

Doctora en Sociología y Maestra en Planeación y Políticas Metropolitanas por la UAM-Azcapotzalco. Posdoctorante por el National Centre of Competence in Research North-South (nccr-ns) Suiza EPFL. Es profesora-investigadora C, de tiempo completo en la UAM-Azcapotzalco. Fue subdirectora general de Análisis de Vivienda Prospectiva y Sustentabilidad de la Comisión Nacional de Vivienda (Conavi) de 2018 a 2021. Es investigadora en el Centro de Estudios Sociales y de Opinión Pública de la Cámara de Diputados y directora de Planeación Estratégica del Instituto de Vivienda de la CDMX. Sus áreas de investigación son: producción del hábitat urbano, política habitacional nacional y de la CDMX, renovación urbana, conflicto urbano, planeación urbana y planeación participativa.

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GUILLERMO GÁNDARA FIERRO

Doctor en Economía y máster en Economía Regional y Urbana por la UAB, y en Economía Aplicada, Administración e Ingeniería Industrial por el ITESM. Sus áreas de especialidad son la prospectiva ambiental y urbana, la educación para la sostenibilidad y la economía ambiental. Ha dirigido el máster en Prospectiva Estratégica en el ITESM, donde trabajó como profesor e investigador en la Escuela de Gobierno y Transformación Pública. Actualmente es profesor titular en el departamento de Relaciones Internacionales del ITESM. Es miembro del Millenium Project y de la Red Iberoamericana de Prospectiva.

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MIGUEL CASTILLO CRUZ

Ingeniero civil y maestro en Mecánica de Suelos por el Instituto Politécnico Nacional (IPN). Es especialista en el análisis y diseño geotécnico de cimentaciones y pavimentos. Cuenta con una trayectoria profesional de más de 30 años, alternando la práctica profesional con la academia, la investigación, el servicio público y la práctica privada. Actualmente es profesor de las Academias de Geotecnia y Vías Terrestres, así como vocal de la Sociedad Mexicana de Ingeniería Geotécnica 2021-2022. Ha ocupado cargos públicos como subdirector de Planeación y Control en el Ayuntamiento de Naucalpan, Estado de México, entre otros.

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ENRIQUE GUEVARA ORTI

Ingeniero mecánico electricista por la Facultad de Ingeniería de la UNAM, con estudios de especialización en México y el extranjero en Protección Civil, Sistemas de Alerta Temprana y Gestión Integral de Riesgos de Desastre. Inició su trayectoria en el Instituto de Ingeniería en la Coordinación de Instrumentación Sísmica. Fue coordinador operativo del Servicio Sismológico Nacional y en el Cenapred ocupó diferentes cargos desde su incorporación en 1989, donde actualmente es el director general. Ha sido asesor y consultor de la Secretaría de Gestión Integral de Riesgos y Protección Civil de la Ciudad de México (CDMX), de la LXII Comisión de Protección Civil de la Cámara de Diputados federal, de la Estrategia Internacional para la Reducción del Riesgo de Desastres de las Naciones Unidas y de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe.

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FLORES CORONA

Geógrafa egresada de la UNAM con maestría en Sociedades Sustentables por la UAM. Tiene un diplomado en Gestión, Ingeniería y Ciencias para la Resiliencia de los Desastres. Es técnica básica en Gestión Integral del Riesgo por la Escuela Nacional de Protección Civil y se desempeña como investigadora en Geotecnia y Cimentación, de la Dirección de Investigación del Cenapred.

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LEONARDO E. FLORES CORONA

Ingeniero civil y maestro en Ingeniería con especialidad en Estructuras por la Facultad de Ingeniería de la UNAM. Coordina el Grupo de Trabajo redactor de las Normas Mexicanas sobre mampostería en el Organismo Nacional de Normalización y Certificación de la Construcción y Edificación, y es secretario en la Sociedad Mexicana de Ingeniería Sísmica. Se desempeña como jefe de departamento de Ingeniería Sísmica y Mecánica estructural de la Dirección de Investigación del Cenapred.

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MICHELLE MUNIVE GARCÍA

Geógrafa egresada de la UNAM con maestría en Sociedades Sustentables por la UAM. Tiene un diplomado en Gestión, Ingeniería y Ciencias para la Resiliencia de los Desastres. Es técnica básica en Gestión Integral del Riesgo por la Escuela Nacional de Protección Civil y se desempeña como investigadora en Geotecnia y Cimentación, de la Dirección de Investigación del Cenapred.

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ANTULIO ZARAGOZA ÁLVAREZ

Geógrafo por la UNAM. Cuenta con diplomados en Gestión, Ingeniería y Ciencias para la Resiliencia en los Desastres. Labora como jefe de Departamento de Análisis de Fenómenos Geotécnicos, de la Dirección de Investigación del Cenapred.

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JOEL ARAGÓN CÁRDENAS

Maestro en Ingeniería con especialidad en Estructuras por la Facultad de Ingeniería de la Universidad Autónoma de México (UNAM). Formó parte de la Subdirección de Riesgos Estructurales en el Centro Nacional de Prevención de Desastres (Cenapred), donde actualmente es subdirector de Vulnerabilidad Estructural de la Dirección de Investigación del Cenapred.

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LEOBARDO DOMÍNGUEZ MORALES

Ingeniero civil por Benemérita Universidad Autónoma de Puebla con Maestría en la División de Estudios de Posgrado de la Facultad de Ingeniería de la UNAM, donde fue profesor investigador. Ha participado en proyectos sobre instrumentación geotécnica, sísmica y puvial en diversas partes del mundo y ha colaborado en misiones de apoyo técnico en América Latina y Asia. Es miembro fundador del Comité de la Estrategia Mexicana para la Mitigación de Riesgos por Inestabilidad de Laderas.

Actualmente es el subdirector de Dinámica de Suelos y Procesos Gravitacionales, de la Dirección de Investigación del Cenapred.

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YOLANDA FERNÁNDEZ MARTÍNEZ

Doctora en Arquitectura por la Universidad de Guanajuato, así como licenciada y maestra en Arquitectura por la Universidad Autónoma de Yucatán (UADY). A lo largo de su trayectoria se ha desempeñado tanto en el sector privado, el público, como en la docencia, trabajando como profesora e investigadora en la Facultad de Arquitectura de la UADY, y desde el año 2000 en el área de diseño y desarrollo urbano y vivienda. Actualmente es coordinadora de la Maestría en Arquitectura de la FAUADY. Sus áreas de investigación son la expansión urbana, así como los instrumentos normativos.

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MARIO ALFREDO HERNÁNDEZ SÁNCHEZ

Doctor en Humanidades, con especialidad en Filosofía Moral y Política, por la Universidad Autónoma Metropolitana-Iztapalapa (UAM-I). Se desempeña como profesor investigador de la Facultad de Filosofía y Letras, así como coordinador del Posgrado Interinstitucional en Derechos Humanos en la Universidad Autónoma de Tlaxcala. Es integrante del Sistema Nacional de Investigadores, Nivel I. A lo largo de su trayectoria ha sido profesor invitado en numerosas universidades y fungió como asesor de la Presidencia del Consejo Nacional para Prevenir la Discriminación y de la Comisión de Derechos Humanos de la Ciudad de México.

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MAIRA GABRIELA JURADO GUTIÉRREZ

Maestra en Derechos Humanos por la Universidad Iberoamericana con estudios en Cooperación Internacional para el Desarrollo, y Licenciada en Relaciones Internacionales, también por la Universidad Iberoamericana. Actualmente se desempeña como directora de Operación y Seguimiento a Programas en la Secretaría de Desarrollo Agrario, Territorial Urbano (Sedatu).

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CARINA ARVIZU MACHADO

Maestra en Diseño de Ciudad y Ciencias Sociales por la London School of Economic and Political Sciences y arquitecta por el Instituto Tecnológico y de Estudios Superiores de Monterrey. Actualmente se desempeña como directora de Desarrollo Urbano del Tren Maya en el Fondo Nacional de Fomento al Turismo (Fonatur) y fue subsecretaria de Desarrollo Urbano y Vivienda en la Secretaría de Desarrollo Agrario, Territorial Urbano (Sedatu).

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MALINALLI HERNÁNDEZ-REYES

Estudiante del Doctorado en Estudios Humanísticos del Instituto Tecnológico y de Estudios Superiores de Monterrey. Su investigación se centra en los efectos de las tareas reproductivas en la labor productiva de la mujer en la Zona Metropolitana de Monterrey (ZMM). Es maestra en Ingeniería y Administración de la Construcción por la misma institución y por la Universidad Veracruzana. Realizó una estancia académica en el Grupo de Investigación en Geografía y Género del Departamento de Geografía en la Universidad Autónoma de Barcelona para la revisión metodológica de su investigación doctoral.

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ALEJANDRA PALACIOS M.

Arquitecta por el Instituto Tecnológico de Estudios Superiores de Monterrey. Se desempeña como especialista de Apoyo en Sistemas de Información Geográfica para las Áreas de Vivienda y Urbanismo del Centro Cemex-Tec de Monterrey.

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JOAQUÍN R. GARCÍA V.

Arquitecto por el Instituto Tecnológico de Estudios Superiores de Monterrey. Se desempeña como especialista de Apoyo para el Área de Vivienda del Centro Cemex-Tec de Monterrey.

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CARMEN ARMENTA MENCHACA

Arquitecta por el Instituto Tecnológico de Estudios Superiores de Monterrey. Es especialista en Diseño Urbano y Desarrollo Inmobiliario. Ha desarrollado una trayectoria profesional híbrida, alternando su trabajo entre la academia, la investigación tanto científica como aplicada, y la práctica privada de la profesión. Su principal línea de investigación es la vivienda, privilegiando la investigación aplicada para el desarrollo de metodologías y programas, dirigidos a dar solución a la problemática de vivienda en los sectores de población históricamente más vulnerables y vulnerados. Desde el 2014 es líder del Área de Vivienda del Centro Cemex-Tec de Monterrey.

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ELENA V. V. SOLÍS PÉREZ

Licenciada en Psicología por la Universidad Autónoma Nacional de México (UNAM) y especialista en producción social de vivienda de bajos ingresos. Cuenta con una trayectoria de más de 45 años en la administración pública, la academia y la iniciativa privada. Ha colaborado en organismos de vivienda y de regularización de la tenencia de la tierra en el ámbito federal y de la Ciudad de México. Ha realizado investigaciones en materia de vivienda y política habitacional para el Banco Mundial, Hábitat para la Humanidad América Latina y el Caribe y el Centro Cooperativo Sueco. Colaboró con la Comisión de Vivienda para las reformas a la Ley de Vivienda 2006. De 2007 a la fecha dirige el Centro de Apoyo Mejoremos, una organización distinguida con el Premio Nacional de Vivienda 2014, en la categoría de Producción Social de Vivienda Urbana.

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PEDRO PACHECO SOLANO Y ALICIA SOFÍA LANDÍN QUIRÓS

Estudiantes de noveno semestre de Ingeniería en Desarrollo Sustentable del Tecnológico de Monterrey. Desde enero de 2018 han sido asistentes de investigación en el Laboratorio de Sistemas de Información Georreferenciada del ITESM participando en la elaboración de atlas de riesgo y planes de desarrollo urbano.

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SEBASTIÁN FAJARDO TURNER

Estudiante de décimo semestre de la carrera de Arquitectura del Tecnológico de Monterrey. Desde enero de 2020 se desempeña como asistente de investigación en el Laboratorio de Sistemas de Información Georreferenciada del ITESM, donde ha participado en la elaboración de planes municipales de desarrollo y un estudio sobre la expansión urbana de Monterrey.

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DIEGO FABIÁN LOZANO GARCÍA

Biólogo egresado de la Facultad de Ciencias de la UNAM. Cuenta con una Maestría en Ciencias y un Doctorado del Departamento Forestal en el área de Análisis Geoespacial, por la Universidad de Purdue, Indiana, en Estados Unidos. Es director y fundador del Laboratorio de Sistemas de Información Georreferenciada del ITESM, campus Monterrey. También es miembro del Sistema Nacional de Investigadores, Nivel I. Tiene una amplia experiencia en el uso de herramientas de percepción remota para análisis de riesgos, calidad ambiental y desarrollo urbano.

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ROBERTO PONCE LÓPEZ

Doctorado en Estudios Urbanos y Planeación por el Instituto de Tecnología de Massachusetts (MIT), en Estados Unidos, y una Maestría en Política Pública por la Universidad Carnegie Mellon (CMU), en Estados Unidos. Actualmente es profesor-investigador de la Escuela de Gobierno y Transformación Pública del Tecnológico de Monterrey. Su investigación es sobre la modelación urbana y el diseño de políticas públicas de transporte y uso de suelo.

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PALOMA SILVA DE ANZORENA

Experta en el diseño de políticas públicas, subsidio y financiamiento a mercados de vivienda y desarrollo urbano sustentable en Latinoamérica y el Caribe. Actualmente labora en el Banco Interamericano de Desarrollo en Washington. A lo largo de su trayectoria profesional se ha desempeñado como ministra de Vivienda en México y directora general adjunta de Sociedad Hipotecaria Federal. Es socia fundadora de IXE Banco y AFORE XX, así como miembro del consejo de administración de diversas instituciones públicas. También se desempeña como catedrática con más de 20 años de experiencia, impartiendo clases a nivel licenciatura y maestría.

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NORMA GABRIELA LÓPEZ CASTAÑEDA

Es abogada por el Instituto Tecnológico Autónomo de México (ITAM) y Maestra en Derecho Fiscal por la Universidad Panamericana (UP). Desde diciembre de 2018 tiene a su cargo la Dirección de Incorporación y Recaudación del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS). A lo largo de su trayectoria ha ocupado diversos cargos en otras instituciones públicas, como el Servicio de Administración y Enajenación de Bienes (SAE) y la Secretaría de Hacienda y Crédito Público (SHCP). Asimismo, ha laborado en la industria privada y la academia.

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IRENE ESPINOSA CANTELLANO

Economista y funcionaria pública. Desde enero de 2018 ocupa el cargo de subgobernadora del Banco de México, convirtiéndose en la primera mujer dentro de la Junta de Gobierno que se estableció con la autonomía en 1994, y la primera en ocupar un rol cupular en el banco central mexicano desde su creación en 1925. Cuenta con una trayectoria de más de 25 años de experiencia en el sector financiero y académico. Se ha destacado profesionalmente tanto en la administración pública como en organismos financieros internacionales.

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JOANA CECILIA CHAPA CANTÚ

Doctora en Economía con especialidad en Teoría Económica y Aplicaciones, titulada con honores, por la Universitat de Barcelona (UB). Desde 2003 es profesora de tiempo completo de la Facultad de Economía de la Universidad Autónoma de Nuevo León (UANL), y desde 2016 es directora de su Centro de Investigaciones Económicas. Es miembro del Sistema Nacional de Investigadores, Nivel II, así como miembro fundador y activo de asociaciones vinculadas al análisis sectorial y de finanzas públicas. Del 2007 a la fecha cuenta con alrededor de 50 publicaciones. Sus principales áreas de interés son los modelos multisectoriales, el crecimiento económico y las finanzas públicas.

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MARÍA EUGENIA HURTADO AZPEITIA

Doctora en Arquitectura y profesora en la Facultad de Arquitectura de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) desde 1982. Es jefa del taller de proyectos del grupo de apoyo técnico solidario Espacio Máximo y Costo Mínimo, A.C. desde 1983. Junto con su asociado, Carlos González y Lobo, sus trabajos y proyectos han sido distinguidos con diversos premios, entre los que destacan el premio Vassilis Sgoutas 2011, otorgado por la Unión Internacional de Arquitectos UIA en Tokio, y el premio honorífico Magdalena de Plata, 2013, concedido por la Federación de Arquitectura Social – FAS. Ha impartido cursos y dictado talleres en organizaciones civiles de Chile, Cuba, España, México, República Dominicana y Marruecos. Es miembro de la Asociación Mexicana de Arquitectas y Urbanistas (AMAU) y formó parte de la red XIV-E: Vivienda Rural del CYTED-HABYTED de Cooperación Iberoamericana.