En este artículo se ilustra la historia, motivación y resultados del proyecto de reurbanización más importante de Argentina, el cual marcó un precedente en la ciudad autónoma de Buenos Aires. El Barrio Padre Carlos Mugica, también conocido como Villa 31,1 es un barrio que nació como un asentamiento informal, poblándose espontáneamente hasta alcanzar sus dimensiones actuales: en 72 hectáreas viven más de 45 000 personas. En 2016, desde el gobierno de la ciudad se inició un proyecto de integración social, urbana y económica del barrio en su contexto. En estas páginas se intenta resumir años de transformación: desde el diagnóstico que se encontró a la hora de iniciar el trabajo, los objetivos planteados y los actores involucrados, hasta el infinito aprendizaje del día a día en el barrio.
El crecimiento de la población urbana es imparable: cada vez más personas eligen vivir en ciudades en lugar de habitar áreas rurales. De la mano de este crecimiento acelerado asoma la informalidad, que se constituye como uno de los grandes desafíos que enfrentan las sociedades actuales y futuras. Ante esta realidad, desde el gobierno de la ciudad de Buenos Aires pusimos en marcha un proyecto para enfrentarla y ser parte de la solución: la integración social, urbana y económica del Barrio Mugica.
Se trata de uno de los asentamientos informales más emblemáticos de Argentina.2 A pesar de su ubicación estratégica, en pleno centro de la ciudad de Buenos Aires, el Barrio Mugica se encuentra aislado. Las barreras urbanas que lo excluyen son visibles: de un lado, las vías del tren; del otro, el puerto; y por dentro, una autopista. Pero también existen otros obstáculos: barreras sociales, tan invisibles como reales.
El barrio existe desde la década de 1930, cuando obreros e inmigrantes comenzaron a poblar la zona. Para la década de 1970, la política pública predominante para abordar los barrios informales fue la de erradicación. El Barrio Mugica sufrió varios intentos, pero no solo no se erradicó, sino que continuó poblándose de manera espontánea hasta alcanzar sus dimensiones actuales: en 72 hectáreas viven más de 45 000 personas.
Al inicio, el diagnóstico era poco alentador: 32% de los habitantes tenía sus necesidades básicas insatisfechas y 22% de los hogares se encontraba en condiciones de hacinamiento; con conexiones informales y peligrosas a servicios públicos, dificultad e inseguridad en los accesos a la vivienda, riesgos estructurales, falta de iluminación natural y ventilación, entre otros.
De esto se desprende la creación del Proyecto de Integración, para que todos los vecinos del Barrio Mugica tengan la posibilidad de habitar, estudiar, trabajar, descansar y crecer en un hogar con condiciones que les permitan desarrollarse a largo plazo. Vivir mejor para proyectar un futuro mejor.
Dar respuesta a problemas históricos
El Proyecto de Integración del Barrio Mugica sigue los lineamientos planteados en la Conferencia Hábitat III de la Organización de las Naciones Unidas (ONU),3 donde se impulsó el compromiso en favor de la urbanización sostenible. Entendemos la informalidad como una problemática multidimensional y, por ello, trabajamos en distintas aristas que componen un abordaje holístico: infraestructura, vivienda, servicios públicos, cuidado del ambiente, educación, atención de salud, acompañamiento, generación y formalización de actividades económicas.
Este proyecto es, por tanto, mucho más que una obra; busca conseguir la integración social, económica y urbana del barrio en su contexto para que sus habitantes tengan los mismos derechos, condiciones de posibilidad y responsabilidades que cualquier vecino de la ciudad de Buenos Aires.
Junto a las vecinas y vecinos
Desde el gobierno de la ciudad decidimos ser parte de la solución y cambiar esta realidad. Para esto, creemos que la clave es trabajar junto con la comunidad, escuchar y aprender de lo que cada habitante tiene que decir. El proceso participativo más significativo no es ni más ni menos que el que dio lugar a todo el proceso de reurbanización: la redacción y el tratamiento de la Ley N.o 6.129. Esta ley establece los criterios sobre cómo debe ser el proyecto de reurbanización del Barrio Mugica, y contiene las líneas de acción del proyecto y los derechos y las obligaciones de los habitantes del barrio. Fue el resultado de un intenso trabajo comunitario y el proceso inició en el territorio: con asambleas, reuniones y mesas de redacción. Finalmente, se sancionó en 2018.
Esta ley es complementaria a la Ley N.o 3.343 de 2009 para disponer la integración definitiva del barrio con la ciudad. Establece criterios sobre cómo deben llevarse adelante cuestiones del proyecto como el pago, el uso del suelo, las obras y programas. Además, dispone la creación del Consejo de Gestión Participativa (CGP).
El CGP acompaña la gestión del Proyecto de Integración. Sesiona como mínimo una vez por mes en sedes rotativas y realiza seguimientos, evalúa el cumplimiento de leyes, emite recomendaciones, solicita informes y fomenta la participación de vecinos. Está integrado por representantes del sistema político del barrio, del gobierno de la ciudad, del gobierno nacional y organizaciones sociales. De igual manera, las y los vecinos pueden participar como oyentes.
Comenzar por el principio
Empezamos por lo primero: obras de infraestructura que proveen acceso a los servicios públicos formales. Estas incluyen cloacas, desagües pluviales, red eléctrica y de agua potable, pavimento e iluminación pública. Estas obras son tan solo el puntapié para nivelar la cancha y generar condiciones que permitan el desarrollo humano.
De la mano de esas grandes intervenciones llegaron otras, que apuntan a la regularización de la propiedad y de los servicios. Uno de los grandes desafíos del proceso de reurbanización pasa por la morfología urbana del Barrio Mugica: históricamente, las calles y direcciones del barrio fueron informales, sin nombre, ni altura, ni estaban contempladas en ningún mapa de la ciudad.
La falta de una dirección formal obstaculizaba cualquier búsqueda laboral, trámites, acceso a servicios y generaba confusiones a la hora de identificar domicilios, ya que los vecinos enumeraban sus viviendas sin un esquema de planificación urbana, con muchos números de casa y manzana repetidos. Por este motivo, cambiar esta realidad era un paso obligatorio para evitar discriminación y muchos inconvenientes cotidianos.
Junto a la Legislatura porteña, el gobierno de la ciudad de Buenos Aires llevó adelante un proceso participativo con los vecinos y vecinas que, en diciembre de 2020, culminó con la aprobación de la Ley N.o 6.371. Conocida como Ley de Calles del Barrio Mugica, la misma dio nombres formales a todas sus calles y espacios públicos, un gran hito en la formalización del barrio.4 Los nombres fueron elegidos a través de múltiples procesos participativos con la comunidad, en diferentes instancias de propuestas y votación. En total, participaron más de 4 700 vecinos y se recibieron 9 341 votos durante el proceso. Los resultados están a la vista: los nombres finales son representativos de su identidad latinoamericana y de la historia del Barrio Mugica, incluyendo fechas y nombres de personas que fueron significativas en su construcción.
En paralelo a todo este proceso se trabajó para que las nuevas nomenclaturas tengan su correlato en la planimetría y plataformas digitales. Al día de hoy, ya se pueden observar los nombres y alturas oficiales de manera digital, desde aplicaciones de mapas hasta Google Street View, algo impensable hace algunos años. La actualización de los soportes digitales no solo facilita el ingreso de los servicios de emergencia y mantenimiento, sino que crea nuevas posibilidades para los comerciantes del barrio.
Disfrute al aire libre
Al mismo tiempo, pusimos en valor 40 plazas y canchas del Barrio Mugica, entendiendo a los espacios públicos como los escenarios indispensables para la convivencia y el disfrute de las familias.
Debajo de la autopista Illia había un espacio de más de 23 000 m2 que quedó libre por la mudanza a viviendas nuevas de las familias que vivían allí. En el pasado, el bajoautopista representaba una barrera urbana que dividía al barrio en dos, ya que las más de mil casas que estaban allí impedían el paso. Tal era la división que en la nomenclatura popular se referían los términos ‘Villa 31’ y ‘Villa 31 bis’, a un lado y al otro de la autopista.
Trabajamos junto a la comunidad en un proceso participativo para diseñar y construir un nuevo espacio público que hoy es un punto de encuentro para todo el barrio. Gracias a la construcción del nuevo parque del bajoautopista, los sectores están más conectados, lo cual mejora tanto la circulación de vecinos como de los servicios de emergencia. Además, esta obra permitió la ampliación de un Centro de Salud y Acción Comunitaria (CeSAC), mejorando así la calidad de atención a los vecinos más cerca de sus casas; la creación de un nuevo centro comunitario, y un destacamento policial completamente renovado.
Mejor en casa
Con respeto a la premisa que nos guía desde el gobierno de la ciudad, de reconocer y mejorar lo existente, trabajamos en soluciones habitacionales con programas gratuitos y voluntarios para que todas las familias tengan la posibilidad de vivir en hogares accesibles, seguros y de calidad. El proyecto no busca construir desde cero, sino que parte de poner en valor todo lo que hicieron los vecinos y vecinas, las generaciones precedentes, la historia y la identidad intrínseca que tiene el Barrio Mugica desde hace décadas.
Este reconocimiento es fundamental a la hora de trabajar en las viviendas, ya que los retos que se presentan no son solamente técnicos; también hay una cuestión simbólica que debe atenderse: la gran mayoría de las casas fue construida por las mismas familias que las habitan, con sus propias manos. Este arraigo por los materiales utilizados y el esfuerzo invertido en cada ladrillo debe ser tenido en cuenta a la hora de presentar soluciones eficaces.
En 2016 inició el programa Mejo-ramiento de Vivienda, que incluye obras integrales, parciales o de emergencia, dependiendo de las necesidades de cada familia. A través del programa diseñamos y realizamos intervenciones en las viviendas existentes del barrio, buscando alcanzar estándares mínimos de habitabilidad y calidad de las construcciones que den como resultado espacios adecuados para vivir. Además, dichas intervenciones buscan dejar las viviendas con las condiciones necesarias para la regularización de las tierras, la conexión a los servicios públicos, formalización de la tenencia y ordenamiento del tejido urbano, en conjunto con las demás intervenciones llevadas adelante en pos de la integración del barrio.
A través de su historia, el Programa de Mejoramiento de Vivienda trabajó con diversos abordajes que se adecuaron en un continuo proceso
de aprendizaje a las oportunidades y restricciones que presentaba la realidad. Estos abordajes se definieron con base en las necesidades de cada manzana en particular, posibilidades de avance y, claro está, en las lecciones aprendidas a medida que el programa avanzaba. Para ello se realizaron, previo al inicio, reportes y relevamientos técnicos de las condiciones de habitabilidad de las viviendas del barrio, lo cual permitió tener una línea de base para el planeamiento de las intervenciones. A lo largo de los años y con la experiencia en diferentes sectores del barrio, el abordaje se fue modificando para ajustar tiempos y optimizar recursos en las intervenciones.
Con respeto a la premisa que nos guía desde el gobierno de la ciudad, de reconocer y mejorar lo existente, trabajamos en soluciones habitacionales con programas gratuitos y voluntarios para que todas las familias tengan la posibilidad de vivir en hogares accesibles, seguros y de calidad. El proyecto no busca construir desde cero, sino que parte de poner en valor todo lo que hicieron los vecinos y vecinas, las generaciones precedentes, la historia y la identidad intrínseca que tiene el Barrio Mugica desde hace décadas.
Este reconocimiento es fundamental a la hora de trabajar en las viviendas, ya que los retos que se presentan no son solamente técnicos; también hay una cuestión simbólica que debe atenderse: la gran mayoría de las casas fue construida por las mismas familias que las habitan, con sus propias manos. Este arraigo por los materiales utilizados y el esfuerzo invertido en cada ladrillo debe ser tenido en cuenta a la hora de presentar soluciones eficaces.
En 2016 inició el programa Mejo-ramiento de Vivienda, que incluye obras integrales, parciales o de emergencia, dependiendo de las necesidades de cada familia. A través del programa diseñamos y realizamos intervenciones en las viviendas existentes del barrio, buscando alcanzar estándares mínimos de habitabilidad y calidad de las construcciones que den como resultado espacios adecuados para vivir. Además, dichas intervenciones buscan dejar las viviendas con las condiciones necesarias para la regularización de las tierras, la conexión a los servicios públicos, formalización de la tenencia y ordenamiento del tejido urbano, en conjunto con las demás intervenciones llevadas adelante en pos de la integración del barrio.
A través de su historia, el Programa de Mejoramiento de Vivienda trabajó con diversos abordajes que se adecuaron en un continuo proceso
de aprendizaje a las oportunidades y restricciones que presentaba la realidad. Estos abordajes se definieron con base en las necesidades de cada manzana en particular, posibilidades de avance y, claro está, en las lecciones aprendidas a medida que el programa avanzaba. Para ello se realizaron, previo al inicio, reportes y relevamientos técnicos de las condiciones de habitabilidad de las viviendas del barrio, lo cual permitió tener una línea de base para el planeamiento de las intervenciones. A lo largo de los años y con la experiencia en diferentes sectores del barrio, el abordaje se fue modificando para ajustar tiempos y optimizar recursos en las intervenciones.
En paralelo, existe Manos a la Obra (MAO), un programa basado en la autogestión que busca abarcar la totalidad del barrio. Con un alcance más accesible en términos de complejidad, MAO se basa en que los vecinos puedan mejorar sus hogares por sí mismos, mientras el gobierno de la ciudad de Buenos Aires provee recursos técnicos, el plan de obra, los materiales y seguimiento de la misma. Así se facilita asesoramiento y se propone un proyecto de obra de mejoramiento para que los mismos vecinos y vecinas puedan llevarla a cabo. Las obras están orientadas a mejoras de cocinas y baños, instalaciones eléctricas, cambio de puertas y ventanas, reparación de aislaciones y cubiertas.
La propuesta de este programa resulta innovadora por su carácter autogestivo, con la premisa de que las y los habitantes del barrio le dan más valor al esfuerzo y a la inversión propia. De esta forma, los protagonistas son los vecinos y vecinas: tanto de la obra como de sus beneficios, ya que su rol activo es el motor de los avances.
En 2022 pusimos en marcha el programa +Color, que contempla la puesta en valor de los frentes de las casas para contribuir al mejoramiento del entorno urbano y, a su vez, generar fuentes de trabajo, ya que las obras están a cargo de cooperativas del barrio.
+Color busca conseguir una transformación que no solo involucre el componente físico y material, sino también los elementos subjetivos, identitarios y de sociabilidad, de manera que se produzca un cambio
significativo en la dinámica relacional del barrio, ayudando a fortalecer los lazos comunitarios.
Este abordaje apunta a la revitalización del espacio público, ya que plantea una intervención de toda la cuadra más concreta y, en consecuencia, más rápida, además de escalable a todos los sectores del barrio. Gracias al involucramiento de la comunidad, muchos vecinos comenzaron a pintar sus viviendas o poner plantas en sus balcones por motu proprio, respondiendo a un efecto dominó en sectores del barrio donde el programa aún no ha llegado. Así es como, al tiempo que el programa se expande, se fortalecen los lazos comunitarios, el cuidado y mantenimiento de la vía pública.
Sin embargo, no todas las viviendas del Barrio Mugica pueden ser mejoradas. El motivo más común que lo impide es que muchas de ellas se ubicaban debajo de la autopista Illia, sin luz natural ni ventilación, ni la posibilidad de escriturar por encontrarse debajo de una autopista, por lo que sus habitantes nunca hubiesen podido ser propietarios.
De toda la población del Barrio Mu-gica, solo una de cada 10 familias se muda a una vivienda nueva. Estas están ubicadas dentro del barrio, a pocas cuadras de la autopista, y fueron edificadas con materiales sustentables, eficaces y de alta tecnología. Se implementó la técnica constructiva del steel frame, que permite aislar los sonidos y las temperaturas, lo que facilita el ahorro energético. Las viviendas también cuentan con paneles y termotanques solares que permiten aprovechar las energías renovables y reducir el consumo.
La integración es mucho más que obras de infraestructura y soluciones habitacionales. Por eso no esperamos a que la transformación urbana esté terminada para comenzar a trabajar en materia económica y social, sino que todo sucede al mismo tiempo, para generar las condiciones de posibilidad necesarias de forma que todos los habitantes del barrio tengan acceso al mercado laboral, a la salud y a la educación.
Une economía que se integra
Cuando comenzamos con el proyecto en 2016 entendimos que el desarrollo económico es clave para cualquiera estrategia de política pública que apunte a combatir la pobreza estructural, y en especial de la integración y reurbanización de los barrios informales. En este sentido, la integración económica es una parte fundamental del proyecto, porque es lo que lo hace sostenible en el tiempo.
La primera política de integración económica fue la creación de un Centro de Desarrollo Emprendedor y Laboral (CeDEL), que centraliza todos los servicios: mentorías, bolsa de trabajo, cursos, capacitaciones, inclusión financiera y más.
Para esto transformamos lo que antiguamente funcionaba como un “búnker del narcotráfico” en un espacio de oportunidades para todos los vecinos y vecinas del Barrio Mugica. No solo cambió el significado del edificio, sino también todo el entorno: hoy, la cuadra del CeDEL está llena de vida, con comercios que se renovaron y aumentaron sus ventas, y cientos de vecinos que caminan por ella diariamente sin miedo.
Una de cada dos personas de la Población Econó-micamente Activa (PEA) del barrio se capacitó en el CeDEL. No solo eso, sino que más de 1 600 vecinas y vecinos fueron contratados mediante la bolsa de empleo.
Además, cerca de 180 empresas colaboran con nosotros de muchas maneras: radicándose en el barrio, contratando personal, trabajando en conjunto con emprendedores o trabajadores para que ganen más experiencia y entrenamiento, entre otras articulaciones. Al día de hoy tenemos más de 30 empresas radicadas, y 60% de sus empleados contratados son vecinos y vecinas del Barrio Mugica.
Por otro lado, buscamos hacer de este proyecto uno sustentable, que promueva políticas amigables con el ambiente. Una de ellas es el programa A Todo Reciclaje (ATR), que funciona desde hace más de cuatro años en el barrio. En él participan 17 cooperativas, lo que significa más de 380 puestos de trabajo formal. Gracias a ATR, el Barrio Mugica se convirtió en el primero de la ciudad en separar sus residuos en tres corrientes: secos, orgánicos y mixtos.
Por una vida saludable
A la hora de generar condiciones de posibilidad para todos los habitantes del barrio, la salud es un eje fundamental.
En 2015 solo existía un Centro de Salud y Acción Comunitaria (CeSAC) para los más de 45 000 habitantes. Hoy existen tres, estratégicamente ubicados para que todos los vecinos y vecinas cuenten con atención médica a 360 metros de distancia como máximo (antes, esa distancia era el doble). Además, cuentan con equipos médicos de cabecera y registros de historia clínica digitalizados.
También se instaló la primera base del Sistema de Atención Médica de Emergencias (SAME),5 dando respuesta a un pedido histórico de los vecinos: que las ambulancias entren al barrio.
Estudiar para elegir un futuro
En el sistema educativo sucedía algo similar: no había ninguna escuela pública dentro del barrio. Frente a esta situación, construimos dos polos educativos. El Polo Educativo Mugica y el Polo E. María Elena Walsh, con más de 2 000 vacantes, divididas en escuela inicial, primaria, secundaria y para adultos, para que todos los vecinos puedan estudiar y elegir un futuro, sin importar la edad.
También construimos un Centro de Formación Profesional con capacidad para 170 alumnos y un jardín de infantes, para que niños y niñas puedan formarse en el barrio y que los padres no tengan una complicación para su traslado. A su vez, el Ministerio de Educación se mudó de la ciudad al barrio, que no solo es importante en términos simbólicos, sino también por todo el movimiento comercial que trae, ya que más de 2 200 personas entran todos los días a trabajar y consumen en los comercios locales.
Conclusión: la integración es una realidad
Con más de siete años de gestión del Proyecto de Integración Social, Urbana y Económica en el Barrio Mugica se cumplieron grandes objetivos. Se construyeron más de 17 kilómetros de nueva infraestructura para asegurar el acceso a servicios formales, lo que permitió que iniciemos las primeras conexiones domiciliarias con servicios públicos de agua y luz seguros y de calidad.
Gracias a la apertura y planificación de nuevas calles y ciclovías, se mejoró la movilidad dentro y fuera del barrio. De hecho, ya circulan cuatro líneas de transporte público y existen dos estaciones de Ecobici6 ubicadas en lugares estratégicos del barrio para uso y disfrute de toda la comunidad.
Por primera vez en la historia, un barrio popular de Buenos Aires formalizó sus calles. Junto con la participación de la comunidad, logramos cambiar 90 años de historia: hoy todas las familias del barrio tienen una dirección formal.
Por otro lado, tanto los programas de mejoramiento de vivienda como de entorno urbano permitieron aumentar la puesta en valor de más de 12 200 viviendas y 40 espacios públicos. También se construyeron más de 1 200 viviendas nuevas y, al día de hoy, las familias que vivían debajo de la autopista se encuentran en sus nuevos hogares, conformando sus consorcios, pagando por las viviendas y, más importante, con su título de propiedad en mano. Tras el espacio liberado a raíz de esas mudanzas transformamos un espacio inseguro y oscuro en áreas verdes y recreativas que promueven buenos hábitos de convivencia, cultura y deporte.
Con respecto a la integración social, además de los avances en materia de educación y salud, se le suman la construcción de nuevos espacios como la Casa de la Cultura, el centro comunitario o la comunidad digital, como la renovación de puntos centrales para las familias del Barrio Mugica, como el Galpón. Todos ellos diseñados para impulsar el desarrollo integral de adolescentes y jóvenes mediante estrategias que permitan ampliar las oportunidades en educación, deporte, cultura, empleo y participación social.
Todo esto sucede de la mano con las políticas de integración económica, para que el proyecto sea sostenible en el tiempo. En este sentido, la articulación con el sector privado es esencial en el desarrollo económico, ya que genera puestos de trabajo formal para los habitantes y aumenta el flujo comercial del barrio.
Para cambiar esta realidad aprendimos que la clave es trabajar junto con la comunidad, escuchar y aprender de lo que las y los vecinos tienen que decir. Este es nuestro mayor aprendizaje en los seis años que llevamos trabajando en el barrio. Al principio, nuestras reuniones estaban llenas de quejas y demandas, ya que el Estado estuvo ausente. Con el correr de los años y con el avance del proyecto de integración y reurbanización a pasos agigantados, las demandas tendieron a disminuir y, más importante aún, el contenido de esos reclamos cada vez dista más de cuestiones de primera necesidad como acceso al agua, infraestructura o salubridad.
Con todo el camino recorrido hasta hoy, entendemos la participación ciudadana no solamente como una herramienta que viabiliza las acciones, sino también como una oportunidad para enriquecer cada una de las propuestas a implementar y así lograr su apropiación. Es por ello que, en los procesos de reur-banización, la participación ciudadana se convierte en una condición necesaria que obliga a construir espacios abiertos y así democratizar los instrumentos de gestión pública.
Más allá de estos proyectos a corto y mediano plazo, para nosotros la meta final es la integración real del Barrio Mugica, que derivará de un cambio cultural y social mucho más profundo. Trabajamos hace más de siete años y, si bien los logros son inéditos, sostenemos una apuesta mucho mayor: plantear que es posible pensar en nuevas sociedades donde todos puedan sentirse parte.
En este tiempo logramos mejorar la vida diaria de los vecinos y vecinas del Barrio Mugica, conectando el barrio a la matriz urbana, social y económica de la ciudad formal. Con mucho orgullo por el camino recorrido y las metas alcanzadas, reconocemos un nuevo desafío: que estas transformaciones se sostengan en el largo plazo.
El crecimiento informal de las poblaciones urbanas es un problema mundial y es imposible resolverlo mirando para otro lado. Como gobierno proponemos soluciones innovadoras a problemas históricos, en conjunto con cada sector de la población y con un único fin: que la integración sea una realidad.
Notas
- ‘Villa miseria’, ‘villa de emergencia’ o ‘villa’ es el nombre que se le otorga en Argentina a los asentamientos informales caracterizados por la falta de infraestructura de calidad, viviendas autoconstruidas de manera precaria con falta de servicios básicos, irregularidad en la tenencia de la tierra, entre otras carencias. Iniciado el Proyecto de Reurbanización en el asentamiento, se buscó también formalizarlo desde su denominación. Tal como norma la Ley de Urbanización N.o 6.129 (2018) de la Legislatura de la ciudad de Buenos Aires, en el capítulo II artículo 3 otorga el nombre formal Barrio Padre Carlos Mugica al polígono delimitado específicamente para definir el territorio que sería atravesado por el Proyecto de Integración Social, Urbana y Económica. Su nombre formal responde a la elección de los vecinos y vecinas del barrio, haciendo alusión al Padre Carlos Francisco Sergio Mugica Echagüe (1930-1974), fundador del movimiento Sacerdotes para el Tercer Mundo y del movimiento Curas Villeros. La mayor parte de su labor comunitaria tuvo lugar en la exVilla 31 y fue asesinado por un grupo paramilitar anticomunista que operó en el país entre 1973 y 1976.
- Según el Observatorio del Registro Nacional de Barrios Populares (Renabap), en Argentina existen más de 5 687 barrios populares en donde viven 1 167 737 familias aproximadamente. Información actualizada a marzo de 2023.
- Específicamente se puso el foco en el Objetivo de Desarrollo Sostenible número 11: “lograr que las ciudades y los asentamientos humanos sean inclusivos, seguros, resilientes y sostenibles”. Este se encuentra promulgado en la Nueva Agenda Urbana adoptada en la Conferencia de las Naciones Unidas sobre Vivienda y Desarrollo Urbano Sostenible, Hábitat III en Quito, Ecuador, el 20 de octubre de 2016.
- El término ‘villa’, en el imaginario argentino, representa una realidad socioeconómica compleja y fundamentalmente desigual que abarca la exclusión social, la lucha por la igualdad y la resiliencia de las comunidades. Comúnmente se lo vincula a problemáticas sensibles como la pobreza, la falta de vivienda asequible y de calidad, la migración y la convivencia entre culturas diversas, entre otras. Es por ello que, a lo largo de la historia, se han desarrollado estereotipos negativos y percepciones estigmatizantes en torno a las villas, lo que ha derivado en la marginalización y discriminación de sus habitantes. Desde el Proyecto de Integración y Reurbanización del Barrio Mugica se busca también desarmar estas barreras sociales y demostrar la cultura del esfuerzo y del trabajo en comunidad que existe realmente en los asentamientos informales. Es por esto que buscamos formalizar al barrio sin dejar de lado su identidad e historia y transformarlo, junto a sus vecinos, de una villa a un barrio.
- El SAME en Argentina es un sistema de atención médica de emergencias prehospitalarias que brinda asistencia médica rápida y eficiente a las personas que sufren una emergencia médica. El SAME depende del Ministerio de Salud de la ciudad autónoma de Buenos Aires y opera en el ámbito de la ciudad de Buenos Aires, brindando servicios de atención médica de emergencia las 24 horas del día, los 365 días del año. Cuenta con equipos de médicos, enfermeros y paramédicos capacitados y equipados para atender situaciones de emergencia y trasladar a los pacientes a los hospitales correspondientes, si es necesario.
- Ecobici se trata de un sistema de transporte público sustentable implementado por el gobierno de la ciudad de Buenos Aires, el cual consiste en estaciones de bicicletas distribuidas estratégicamente por toda la ciudad. Las estaciones de Ecobici permiten a los ciudadanos tomar prestadas bicicletas utilizando una aplicación móvil, fomentando así la movilidad activa y reduciendo el uso de vehículos motorizados. Estas estaciones se ubican en lugares de alto tránsito, como avenidas principales, plazas y estaciones de transporte público, y brindan una opción de transporte saludable, ecológico y accesible para los residentes y visitantes de la ciudad.